
Lucha contra ETA
Sortu convoca a Currin a la desesperada para lograr que ETA haga un gesto de desarme
La cerrazón de la banda y la aparición de una escisión ponen el «proceso» en jaque

Hace tres años, pese a todas las alharacas con que se recibió su comunicado, ETA no anunciaba el fin de las actividades, sino que lo supeditaba a que se abriera, con España y Francia, «un proceso de diálogo directo» para «la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada». El conflicto, como dicen ellos, continuaba.
Pasado el tiempo, las cosas, según expertos consultados por LA RAZÓN, no pintan demasiado bien para la banda ni para su brazo político. A la primera, le ha salido una escisión que poco a poco va cogiendo fuerza, que ha quemado nueve autobuses y que, en su último comunicado, al que ha tenido acceso este periódico, señalaba que «la unilateralidad y la desobediencia tienen sus límites y es necesario combinarlas con modos de lucha severos. Los Estados no entienden a mayores ni a razones, sino con beneficios y costes, eso también es la lógica del capitalismo. Conseguiremos la libertad cuando a los opresores les salga más caro la imposición que la paz». Todo un aviso para navegantes, ya que es cuestión de tiempo que estos individuos se hagan con armas, y no sólo con explosivos incendiarios.
Por lo que respecta a Sortu, y por si faltaba alguna prueba de que el «proceso» no va bien, el conocido conflictólogo y jefe de los mediadores con ETA, el abogado surafricano Brian Currin, anuncia una nueva visita al País Vasco, entre el 23 y el 25 de octubre, con la disculpa de «tomar la temperatura» a la actual situación Lo que subyace en el fondo es mucho más peliagudo. A Sortu se le acaba el tiempo para articular un lema electoral con el que poder reivindicar la pretendida «paz» como un logro de la izquierda abertzale. Y se queda sin mensaje cuando el año que viene tiene que afrontar elecciones municipales y autonómicas; generales y, en 2016, las destinadas a conformar la composición del Parlamento vasco. Ni que decir tiene que si alguien se beneficia de esta situación es el Partido Nacionalista Vasco, al que los proetarras tratan de desbancar como fuerza hegemónica en la región.
El pasado mes de julio, los de la izquierda abertzale organizaron la visita al País Vasco de los mediadores internacionales Jonathan Powell y Martin McGuinnes, a los que, a la desesperada, les trasmitieron la la situación de bloqueo existente por el rechazo de ETA a desarmarse. Estos dos conflictólogos debieron olvidarse de comentar a los de Sortu que el «proceso» irlandés, que hace tres años se puso como ejemplo de lo que debía ser el vasco, ha producido, en los dos últimos años, gracias al resurgimiento del IRA, 166 atentados, con seis muertos y nueve heridos. Los mediadores, según las fuentes consultadas, confesaron a sus interlocutores que carecían de información fiable sobre lo que iba a hacer ETA.
De ahí la llamada desesperada de Sortu a Currin para que consiga algún gesto de la banda, aunque el letrado surafricano sabe que han de andar con pies de plomo si se mueven por Francia. A la jueza Laurence le Vert no le hizo ninguna gracia la pantomima que montaron con el tenderete de armas y explosivos en Toulouse en presencia de dos verificadores.
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