Política

Pilar Ferrer

WhatsApp al presidente: «Lola, no me des tormento...»

El presidente llamó desde Nueva York para apoyar a Delgado. En el partido piden actuar: «Para quemarse que se queme ella». Dentro del Gobierno hay división por el desgaste que supone un tercer cese

Pedro Sánchez, ayer, durante un foro sobre mujeres en la ONU / Efe
Pedro Sánchez, ayer, durante un foro sobre mujeres en la ONU / Efelarazon

El presidente llamó desde Nueva York para apoyar a Delgado. En el partido piden actuar: «Para quemarse que se queme ella». Dentro del Gobierno hay división por el desgaste que supone un tercer cese.

Desazón absoluta. Con un sentimiento de rabia y lástima contenidas. «Fíjate, que a mí Lola me da hasta pena». Así se expresaban algunos ministros y ministras, por igualdad que no quede, tras la difusión escandalosa del almuerzo mantenido entre la ministra de Justicia, Dolores Delgado, su gran amigo, el ex juez Baltasar Garzón, y el ex comisario José Jiménez Villarejo, con otros altos cargos policiales. La noticia pilló al Gobierno con el pie totalmente cambiado y, para colmo, con el presidente fuera de España y un auténtico caos en la política de comunicación desde Moncloa. En Nueva York, a las puertas de participar en la Asamblea General de la ONU, Sánchez sacó incluso tiempo para hablar con la titular de Justicia.

Silente a primera hora la vicepresidenta Carmen Calvo, el ministro de Fomento y secretario de Organización, José Luis Ábalos, hombre clave en la confianza de Pedro Sánchez y engranaje con el partido, fue el único en reaccionar y, tras anular su comparecencia ante los medios en Ferraz, ordenó cerrar filas. También se trasladaron mensajes a los jefes de prensa de los diferentes ministerios: aquí sólo habla la ministra. «Para quemarse, que se queme ella», dice una fuente de Moncloa y, si cabe, alguien autorizado en el PSOE y en el grupo parlamentario.

Pero hete aquí, el destino hizo una vez más de las suyas. La difusión de los comprometidos audios les llegó como un dardo envenenado a los diputados andaluces del grupo parlamentario socialista. Liderados por Antonio Pradas Torres, el hombre de absoluta confianza de la presidenta Susana Díaz en Madrid, este sevillano de tronío preside ahora, nada más y nada menos, la Comisión de Hacienda y Administración Territorial del Congreso. Muy discreto, pero de sibilina actitud, Pradas es el auténtico enlace del poder monclovita con el palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía. Con buen tino, había convocado como todos los lunes una reunión de trabajo con sus diputados andaluces, algo que siempre hacen desde el inicio de la legislatura. Esta vez, la cosa estaba agitada: los audios de la ministra de Justicia y, por si fuera poco, la decisión de la Mesa del Congreso contra la patraña de la ley de estabilidad. «¿Hay quien dé más?», dijo algún diputado ante la acalorada mañana que se presentaba.

Los teléfonos echaban humo, y entre los ministros del Gobierno cundía la idea de una absoluta descoordinación informativa desde Moncloa. Con Pedro Sánchez en Estados Unidos, tras una parada en Canadá también muy criticada: «¿Pero qué hace su mujer Begoña pasando revista a las tropas canadienses? A esto no se atrevieron ni Ana Botella ni Sonsoles Espinosa», comentan veteranos socialistas sobre el papel de las esposas de Aznar y Zapatero. Las imágenes llegaban a Madrid con la mujer de Sánchez en plan «primera dama», sin protocolo establecido. «El presidente sigue tocado y muy mal asesorado». La reflexión, tal como avanzó este periódico, es unánime entre los ministros del Gobierno con peso político en el partido. «Había proyecto, pero ahora lo mejor serían unas elecciones», aseguran estas fuentes del Ejecutivo y el PSOE, con enormes críticas en estos momentos en las federaciones más importantes.

En el seno del Gobierno afloran ahora dos posiciones: quienes piensan que una nueva dimisión de Dolores Delgado, la tercera ministra en cien días, sería una catástrofe pero también una «sutura falsa» para ganar tiempo, y los que abogan claramente por disolver las Cortes, convocar elecciones y presentar un nuevo equipo limpio de ataduras. En varios departamentos del Gobierno temen la llegada de nuevos «dossieres», papeles o imágenes comprometidas que erosionen, todavía más, la imagen del Gobierno. «Esto no se para aquí», comenta un ministro veterano en una comunidad autonómica clave para el partido.

Y aquí, una vez más, los «barones» socialistas tienen mucho que decir. Según ha sabido este periódico, el triunvirato Susana-Page-Lambán está muy activo y en contra de los últimos coletazos, que estiman deplorables, sobre los posibles indultos a los presos independentistas catalanes. «Una infame bajada de pantalones», advierten en el entorno de los presidentes de Andalucía, Castilla-La Mancha y Aragón. Los tres deben dar la cara en las elecciones de mayo y piensan que los bandazos de Sánchez pasarán factura. Mientras, los diputados andaluces en el Congreso evocaron la conocida copla que dio la vuelta al mundo, e incluso alguno se atrevió a lanzarle por WhatsApp desde su móvil al propio presidente Sánchez: «Lola, no me des tormento, no me hagas sufrir...».