Salud y bienestar
Los beneficios de meditar en la montaña
Meditación y montaña comparten una gran cantidad de elementos en común, una serie de beneficios para nuestro cuerpo y mente que pueden ser trabajados de manera independiente o conjunta.
La “Meditación de la Montaña” es una de las meditaciones más poderosas para cultivar la ecuanimidad y la fortaleza interior, y que busca aplicar a nosotros mismos las cualidades de la montaña (serenidad, firmeza, atemporalidad , ecuanimidad, etc) .
[Madrid, 12 de agosto de 2020] La meditación, el montañismo o el senderismo tienen muchos elementos y beneficios en común. Uno de ellos es, sin duda, el autoconocimiento que todas estas disciplinas generan en quienes las practican, o el efecto positivo que provocan en nuestros pensamientos. De igual forma, todas ellas requieren tener la mente enfocada en un objetivo, así como una concentración especial que, siempre de la mano de una buena preparación física, permitan a quienes las practican gestionar correctamente situaciones estresantes y tomar decisiones efectivas en un corto periodo de tiempo.
Todas estas actitudes se desarrollan con la práctica, pero se interiorizan de una manera más rápida y efectiva cuando se fusionan meditación y montaña. Por esta razón Ximena Duque Valencia, experta en desarrollo personal y espiritual, detalla cuáles son las 5 principales ventajas de meditar rodeado de montañas, árboles y bosques, así como un tipo de meditación específica que gira en torno a estas grandes y espectaculares barreras naturales que copan una gran parte de nuestro planeta.
Cuando meditamos, estamos imitando el silencio y la tranquilidad de lugares (reales o ficticios) que nos generan paz y tranquilidad. Entre ellos se encuentran las montañas y sus cumbres, enclaves inhóspitos pero a la vez mágicos y cargados de belleza, a los que se accede no sin antes haberse ganado el derecho con una buena caminata. «Al contrario que otros lugares como playas o parques, todo aquel que quiera disfrutar de los beneficios de la montaña deberá darle algo a cambio. Un esfuerzo, ya sea grande o pequeño, que nos permita separarnos de nuestra rutina diaria, tomar distancia y, con una buena perspectiva, detectar, analizar y corregir nuestros malos hábitos» afirma la entrenadora de desarrollo personal, espiritual y financiero Ximena Duque Valencia
Una vez allí, las alternativas son numerosas y casi todas vinculadas a la práctica deportiva: senderismo, escalada, barranquismo… Pero todo aquel que ha visitado una montaña, ya sea enfundado en unas botas de montaña o visitando sus recónditos pueblos, sabe que, además, hay algo especial y mágico en ellas. Un clima salvaje y puro que tiene unos efectos muy positivos sobre nuestra mente y pensamientos. Sin darnos cuenta, y como si de una contradicción se tratara, todos nuestros sentidos se relajan pero a la vez se activan, dejando que estos pensamientos positivos fluyan por todo nuestro cuerpo.
Un ejercicio muy sencillo
Para lograr los mejores resultados cuando meditamos en la montaña, es importante comenzar con esta respiración: “Inhala profundamente por la nariz, llenando los pulmones. Aguanta la respiración tanto como te sea posible; luego exhala lentamente por la boca y mantén los pulmones desocupados el mayor tiempo posible”.
Este tipo de respiración hace que el dióxido de carbono que se acumule en nuestra corriente sanguínea, haciéndonos sentir tan “elevados” como la propia montaña. A continuación debemos permanecer 13 minutos en total silencio, para prolongar los efectos descritos anteriormente.
Pero más allá de este tipo de ejercicios, la meditación en la montaña conlleva 5 grandes ventajas que Ximena Duque nos expone a continuación.
5 ventajas de meditar en la montaña
1.Se reducen drásticamente los niveles de estrés, ansiedad y depresión.
Meditar en contacto directo con la naturaleza es clave para la mente y el cuerpo, ya que ésta ofrece esas horas de silencio y relajación que tanto necesitamos. El ajetreo diario de la ciudad, el trabajo y la rutina diaria, hacen que apretar el botón de “reset” sea necesario nuestras funciones cognitivas.
2.Ayuda a ver la vida con positividad.
Al igual que el senderismo, el montañismo o incluso la escalada, la meditación nos ayuda a reducir los pensamientos negativos y obsesivos. «Si mientras meditamos, nuestros sentidos perciben la brisa del viento, el aire puro o el sonido lejano del bosque, las “malas” vibraciones se transformarán rápidamente en poderosas sensaciones dentro de nuestra cabezas» explica Ximena Duque Valencia.
3.Mejora la capacidad de resolver problemas.
La omnipresente tecnología y el ruido de los entornos urbanos hacen que, de manera incesante, prestemos demasiada atención a sonidos u otros elementos visuales que perturban nuestras funciones cognitivas. Por ello, meditar en un entorno natural como la montaña ayuda a reducir la fatiga mental, a pensar con mayor creatividad e, incluso, a resolver los problemas del día a día de forma diferente.
4.Consigue eliminar malos hábitos psicológicos.
Está demostrado que el montañismo o el trekking pueden provocar en quien los practica cambios psicológicos como la eliminación de las necesidades narcisistas o la descarga de la agresividad. También favorecen una mejor integración social y recuperar sensaciones perdidas como aquellas que teníamos cuando éramos niños y visitábamos las montañas en campamentos escolares o de verano.
5.Despierta todos nuestros sentidos
La naturaleza tiene el enorme poder de inspirar todas las sensaciones que desde nuestros hogares resultan tan difíciles de alcanzar. «Respiración profunda, conciencia, serenidad…Mientras meditamos el calor del sol relaja nuestros músculos, haciendo que adquieran una mayor flexibilidad; la brisa del viento en la cumbre puede por ejemplo, ayudarnos a profundizar mejor en nuestra respiración» concluye la experta.
Meditación de la Montaña
El poder icónico de la montaña ha estado presente en las tradiciones de la humanidad, y su poder icónico es innegable. Por esta razón, la “Meditación de la Montaña” es una de las meditaciones más poderosas para cultivar la ecuanimidad y la fortaleza interior. «Se trata de una poderosa metáfora que busca trabajar o aplicar las cualidades de la montaña (serenidad, la firmeza, la atemporalidad , ecuanimidad, etc)a nosotros mismos, imaginándonos que somos montaña… Somos más interesantes y complejos que las montañaspero, como ellas, respiramos y nos movemos. Podemos ser duros y fluidos. Tenemos un potencial muy amplio y variado a nuestra disposición y, como ellas,es importante mantener nuestro eje central tanto en los buenos como en los malos momentos».