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Educa a tus hijos para que no se embarquen en una relación tóxica

El 27,4% de los jóvenes cree que muchas conductas de violencia como relacionadas con el “control” y el aislamiento son “pruebas de afecto” y simbolizan el amor.

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Quizás prefieras no llamarlo violencia de género, pero los casos empiezan por pequeñas sutilezas si no se sabe cortar a tiempo.

Todo empieza con frases como “Estoy buscando a mi media naranja”, “los celos y el control son una muestra de que me quiere” o “Sin él no soy nada” y ese sólo es el principio de una relación que cada vez será más tóxica. Quizás prefieras no llamarlo violencia de género, pero los casos empiezan por pequeñas sutilezas sino se sabe cortar a tiempo. Es posible que cada vez que tu hijo te cuenta de vez en cuando lo que le pasa o el tipo de relaciones que tiene, no te gusta, pero no sabes cómo frenar esa espiral en la que está o conseguir que reaccione y pueda hacer algo para marcar ciertos límites.

Según el Barómetro 2017 del Proyecto Scopio elaborado por el Centro Reina Sofía, no eres el único que se siente así, ya que el 27,4% de los jóvenes cree que muchas conductas de violencia como relacionadas con el “control” y el aislamiento son “pruebas de afecto” y simbolizan el amor. Por ejemplo, dejar de quedar con las amistades y centrarse exclusivamente en esa persona. Pero ¿por qué es una muestra de amor darle la contraseña a tu novio/a? ¿o estar con el teléfono disponible las 24 horas por si contesta?

El amor romántico saludable se entremezcla con el tóxico y dependiente. Por eso, es importante que como madre o padre sepas ayudar a tu hijo o hija. No se trata de prohibir relaciones ni exigir que haga ciertas conductas sino que reflexione y te escuche. Si quieres ayudarle necesitas tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

No eduques desde el miedo, acompaña. En estos momentos de confusión necesita de su lado un adulto que le haga reflexionar y para eso primero necesita que tengas una relación de confianza con tu hijo/a. En primer lugar, para que confíe en ti necesita sentir que no le sermoneas y les juzgas sino que estás ahí para escucharle y tratar de comprenderle. Si le hablas sobre los peligros y no le das herramientas, no servirá de nada.

En vez de decirle lo que tiene que hacer, opta por hablar de cómo ha cambiado desde que está con esa persona y buscar juntos diferentes alternativas y soluciones a aquello que no le gusta y quiere cambiar. Quizás esté tan metido/a de lleno en ese “amor” que no esté valorando todo lo que está perdiendo. Por ejemplo, amistades, bajo rendimiento escolar, peleas constantes, hábitos poco saludables, sufre más de lo que sonríe.... Normalmente, es más fácil darte cuenta de la magnitud del problema cuando analizas lo que te está afectando en todos los ámbitos de tu vida.

Ponte en su lugar y conoce los motivos que le han llevado a pensar de esa forma sobre el amor. Por ejemplo, a pensar que en el amor todo se perdona, que hay que darlo todo por amor o que sin esa persona no sirve de nada... Quizás descubras que tiene que ver más con una distorsión de lo que significa el amor (porque es la primera vez que ha sentido algo así y en la adolescencia todo se vive de forma más intensa), tiene pocas habilidades sociales y le cuesta poner límites, tiene baja autoestima o la necesidad de sentirse útil y que alguien le reconozca todo lo que hace.

Haz una lista con lo que espera de una relación y la realidad que tiene actualmente y descubrir juntos si se trata de amor real o no. Si cumple alguno de los puntos que vamos a citar a continuación, probablemente no se trate de una relación sana y necesite aclarar ciertos aspectos en su relación.

¿Cada vez que puede te controla el móvil?

¿Trata de controlarte con quién sales y te trata de convencer de que no lo hagas?

¿Desde que estás con esa persona ves mucho menos a tus amistades o haces menos planes con tu familia?

¿Has cambiado tu forma de actuar, vestir o comportarte?

¿No parece que nada de lo que haces sea suficiente?

¿Sientes que no le mereces porque tu pareja te dice que te demuestra todo lo que te quieres y tú no?

¿Te hace reproches constantemente sobre cómo te comportas o cómo te vistes o lo que dices?

¿Las discusiones tienen que ver todo el rato con que no acepta como eres?

No te centres todo el rato en tu hijo como problema y aprovecha sus series, programas favoritos u otros materiales que os permitan hablar del tema sin esas presiones de que toda la atención recaiga en tu hijo/a. Por ejemplo, la Asociación de Mujeres Cineastas (CIMA) creó 4 cortos cuyos protagonistas eran jóvenes teniendo este tipo de actitudes en sus relaciones que pueden hacerles reflexionar.