Familia

¿Qué podemos esperar los padres del uso de las redes sociales de los adolescentes?

La mayoría de los padres se sienten perdidos ante un reto totalmente nuevo que ellos no vivieron a esa edad

Una pre adolescente haciéndose una foto para subirla a su red social
Una pre adolescente haciéndose una foto para subirla a su red sociallarazon

¿Estamos los padres de hoy en día preparados para la “revolución” que suponen las nuevas tecnologías y las redes sociales en los comportamientos de nuestros hijos? Un experto psicólogo nos da las claves.

Las Nuevas Tecnologías son elementos indispensables en nuestras vidas y condicionan las nuevas relaciones y formas de interacción humana. Ente estas nuevas tecnologías encontramos las TICS (Tecnologías de la Información y de la Comunicación), es decir, todas aquellas herramientas y programas que administran, transmiten y comparten la información mediante soportes tecnológicos: ordenador, internet, tablets, móviles, Smart TV... Ángel Fernández Sánchez, Psicólogo Especialista en Infancia y Familia del GrupoLaberinto Psicoterapia para la Salud, nos ofrece las claves para entender esto.

Estos dispositivos representan beneficios y ventajas para la adaptación al ritmo y manejo de información que se ha establecido en nuestro sistema cultural. La comunicación de las personas en cualquier parte del mundo se hace posible a través de estos dispositivos, el sentirnos parte de grupos y comunidades (a través de programas como Facebook, WhatsApp, Instagram..), el avance en nuevos aprendizajes, la facilidad al acceso a la información, el realizar cualquier acción que antes nos suponía horas y horas, y que ahora lo podemos hacer a través de varios “clics” (compras, traspaso de dinero, acceso a documentos de trabajo...) y por su puesto como soporte de ocio y entretenimiento.

La rapidez con la que se instauran estas dinámicas, está suponiendo un verdadero problema generacional ya que los adolescentes manejan mejor estos elementos que las personas que se criaron en ambientes en donde las tecnologías apenas se reducían al uso de video-juegos y computadoras sin acceso a internet. Desde esta idea, la diferencia generacional que se establece entre padres e hijos en ocasiones supone dificultades en el establecimiento de normas y límites adecuados para un uso sano e inteligente, un uso que minimice los riesgos de nuestros adolescentes (en ocasiones muy expuestos a estos nuevos espacios virtuales).

La adolescencia se presenta como un grupo de riesgo en torno al uso de las TICs, ya que el acceso frecuente y no controlado está suponiendo, distracciones en otros espacios (estudios, deporte, ocio), falta de privacidad, uso indebido de datos, exceso de información, ideas erróneas (falsas fuentes), aislamiento social, poco desarrollo en otros aspectos hasta ahora fundamentales (habilidades sociales) y por su puesto adicciones (estrés y ansiedad al no usarla). En este sentido, la comunidad educativa y la familia debe contribuir en la prevención de conductas de riesgo asociadas y a su vez fomentar buenos hábitos de uso de las TICS.

Los adolescentes están ante dos realidades muy diferentes y paradójicas. Por un lado el uso cada vez más habitual en la sociedad de estos elementos; son los nuevos artefactos culturales que han modificado nuestros hábitos y comportamientos, y que evolucionan a un ritmo cada vez mayor (incluso en la escuela e instituto), por tanto se hace indispensable que las generaciones que han nacido y evolucionan con estas nuevas formas de relación tengan acceso al uso de teléfonos, tablets, ordenadores... pero debemos tener en cuenta que por otro lado existen desventajas en su seguridad, peligros y hábitos perniciosos, acceso a información no adecuada, nuevas vías para el acoso y problemas relacionados con el “abuso” de estos dispositivos (problemas de sueño, hiperactividad, falta de regulación emocional...). De ahí que lo más importante no sea la renuncia a estos nuevos ámbitos sino poder minimizar los riesgos que esto supone.

Hacia un uso adecuado.

Es fundamental que en el ámbito familiar, quede claro cómo y cuándo se deben usar las TICS. Desde este primer mandato podremos construir una cultura de uso de las nuevas tecnologías en relación a su forma, contenido y tiempo.

Debemos tener en cuenta que al igual que en la sociedad, las familias ya disponen de estos dispositivos y se usan de manera diaria como práctica habitual, por lo tanto es imprescindible no entrar en normas demasiado específicas en relación a su uso (es paradójico que el hijo no pueda usar las nuevas tecnologías a la hora de la cena pero el padre y la madre si puedan coger el teléfono).

Las normas de las TICS deben estar incorporadas como cualquier otra norma más que regule y establezca un clima de convivencia adecuado. Por lo tanto es fundamental que las responsabilidades y los roles entre padres e hijos queden claros para poder establecer relaciones basadas en la comunicación y en el diálogo. Si esta base no existe es complicado que las normas en TICS o en cualquier otro ámbito, funcionen adecuadamente. Cada vez es más común en el contexto terapéutico problemas asociados a una falta de normas y límites adecuados (no solo en el uso de las nuevas tecnologías): falta de regulación emocional, descontrol de impulsos, ansiedad...

Es necesario por tanto que exista una cultura adecuada en relación al uso de las TICS (para toda la familia), es decir, regular espacios y tiempos donde sea posible el uso de las nuevas tecnologías. Si todos lo hacen así, desde que los hijos son pequeños, los acostumbramos a una práctica más sana y espacios claros donde aprenden a no utilizar el móvil, ordenador... y a valorar espacios donde prima el compartir espacios con la familia (comida, la cena, etc....)

Una buena idea, sobre todo con hijos adolescentes y pre-adolescentes, es generar un “plan de hogar” para todos los miembros de la familia. En este plan deben quedar muy marcadas las horas para el uso de ocio, el uso de móviles, ordenadores, etc. En este “plan de hogar” también deberían estar marcados los espacios para las responsabilidades, muy importantes en estas edades, en relación a las tareas del hogar, deberes y también momentos para el encuentro de toda la familia (desayunos, comidas, cenas...)

Una vez superada la organización del espacio y el tiempo para el uso de las TICS en casa, se plantea otra problemática más difícil de abordar con los hijos: el control y acceso a determinados espacios virtuales.

El control de contenido y el acceso a determinada información no debería ser percibido por los hijos como una intrusión a la intimidad, ya que estos actos, en ocasiones impuestos por los padres y madres para proteger, terminan minando la confianza y la falta de independencia que empiezan a reclamar. Por tanto, se hace necesario conocer los hábitos de uso de internet, de manera que a través de una comunicación fluida, podamos preguntarles sobre sus actividades y rutinas, saber para que utilizan determinadas aplicaciones, que tipo de redes sociales usan, etc... Si la comunicación funciona, es probable que podamos detectar anomalías y alertar sobre determinados peligros.

Dependiendo de la edad que tengan los hijos, se hace más pertinente el poder tener más o menos control, las relaciones entre padres e hijos estará marcada siempre por esta confianza que se debe ir trabajando poco a poco. La confianza siempre está marcada por una relación de necesidad- dependencia, es decir “lo que necesito” y de “quien dependo”; poco a poco vamos construyendo un menor enganche relacional ya que vamos sintiendo menos necesidad y por lo tanto dependemos menos de la persona que lo proporciona, por tanto lo normativo debe ir adaptándose a estos cambios. De ahí que sea interesante que al principio, cuando los hijos comienzan a tener y manejar estos dispositivos, los padres estén más presentes y atentos al uso y acceso a la red (existen múltiples herramientas de control que van desde “el control parental” a apps dedicadas a la localización, control de uso, bloqueo de aplicaciones, etc...) y que a medida que vaya creciendo la confianza y asumiendo responsabilidades se les pueda dejar un uso más libre.

El tener espacios donde toda la familia pueda estar y compartir experiencias y momentos juntos, pueden ser momentos para poder ofrecer consejos y transmitir ideas sobre lo que uno piensa de determinadas conductas y hábitos de la red, de amenazas percibidas o cosas que nos hacen sentir mal en relación al uso, estos espacios son interesantes también para poder escuchar las ideas de los hijos en relación a estos temas, a sus preocupaciones, a la forma en que tienen de resolver estos problemas, etc...

Estar atentos a determinadas conductas y sintomatologías

A pesar de que estas ideas vayan asentándose en la cultura familiar, en ocasiones es necesario que los padres estén atentos a determinados síntomas o conductas en relación al uso de las TICS. El abuso en determinadas ocasiones puede responder a situaciones que no se ven a simple vista: situaciones de infelicidad e insatisfacción, frustraciones, enfermedades, dificultades en afrontar retos vitales o tomas de decisiones difíciles. En estos casos el mundo virtual puede estar siendo una vía de escape, un mundo más fácil para evadirse, para encontrar nuevas sensaciones.

Si estos es así, se pueden estar generando conductas compulsivas y fuera de control, que pueden estar provocando síntomas físicos: molestias cervicales, dolores musculares, dolores de espalda, pérdida de visión... pero también psicológicos: impulsividad; faltas de regulación emocional, intolerancia, fatiga, insomnio, fatiga, disgustos, baja autoestima, rechazo de la imagen corporal, depresión, fobia social... En estos casos si ocurren durante un periodo largo y si desde la familia no se puede resolver es aconsejable acudir a profesionales que evalúen la situación y establezcan un tratamiento adecuado.

Ángel Fernández Sánchez

Psicólogo Especialista en Infancia y Familia

GrupoLaberinto Psicoterapia para la Salud