Ola de incendios
Así es el Camino a Santiago por la costa que esta noche sufrió el zarpazo del fuego en Galicia
El incendio obligó a evacuar a 450 personas de un camping y convirtió el recorrido de los peregrinos en un escenario teñido de humo y miedo
El Camino Portugués de la Costa arranca en Oporto abrazando el Atlántico en discurrir lento y agradable, mezcla de la pausa propia de la ruta con el susurro del mar a cada paso. En su ir y venir, en sus reviravoltas, en las distintas esquinas que atraviesa, cruza pueblos marineros hasta fundirse en Compostela. Todo en él, como en cualquier otro Camino hacia Santiago, suele ser calma, quietud. Paz. Hoy no. Hoy la ruta amanecía con el recuerdo del fuego entre sus piedras.
A su paso por Oia, donde se alza desde hace siglos un monasterio cisterciense que desafías las tempestades del océano, las llamas se adueñaron de la noche, obligando a vecinos y turistas a velar mientras un rojo anaranjado teñía el horizonte.
Por esta ruta jacobea, que en junio atrajo a más de 31.000 peregrinos, casi un 20 % más que el año pasado, caminaban hoy los viajeros con sus credenciales y sus mochilas, sorprendidos al ver cómo el humo se enroscaba entre los montes. Muchos alzaron cámaras y móviles para capturar un episodio diferente en la memoria de un camino milenario, transitado en otra épica por esos monjes cistercienses y por marineros portugueses que, por uno u otro motivo, buscaban el abrazo del apóstol.
Los vecinos de Oia, en declaraciones recogidas por la agencia EFE, hablan de un “miedo intensísimo”, de la sensación de ver el verano truncado y de cómo, a escasos metros de sus casas, las motobombas se surtían de agua de una piscina privada para resistir el avance de las llamas.
Frente a ellos, un camping con casi 450 personas se vio desalojado en mitad de la noche, con familias enteras trasladadas hasta A Guarda. Las instalaciones se salvaron, pero sus responsables dan por perdido lo que resta de temporada, asfixiados por la sombra de la ola de incendios que atormenta Galicia.
El despliegue de medios fue intenso: 2 técnicos, 7 agentes, 11 brigadas, 13 motobombas, una pala, un helicóptero y dos aviones trabajaron sin descanso, logrando que la situación 2 de emergencia —que llegó a activarse por la cercanía del fuego a las viviendas— fuese ya desactivada a primera hora de la mañana.
La ruta continúa
Pese a todo, el Camino sigue. Desde la desembocadura del Miño, donde el monte de Santa Trega guarda las huellas de un castro milenario, hasta Baiona, Nigrán y la ría de Vigo, los pasos del peregrino dejan atrás ese olor a tierra quemada, la estampa de esqueletos de ceniza que recuerdan lo fácil que avanza el tiempo junto al fuego.
La ruta que seduce por sus puestas de sol sobre el Atlántico, por la silueta de las islas Cíes a la entrada de la ría, o por los claustros de piedra del monasterio de Oia, se convierte de pronto en testigo de un zarpazo del fuego. Un contraste doloroso entre la belleza y la ruina.
El Camino a Santiago, sin embargo, ha sobrevivido a siglos de guerras, invasiones y crisis. También resistirá este incendio. Y los peregrinos que hoy fotografiaron el humo llevarán, junto al sello de su credencial, la imagen de un verano en el que Galicia ardió hasta la orilla de una de sus costas más queridas.