Los sábados de Lomana: “Critiqué la política fiscal de Rajoy y me llegó una inspección de Hacienda”

He estado una semana fuera de España. A mi vuelta me encuentro con mi país más tensionado que nunca, con problemas reales y otros a los que no les veo mucho sentido, como el del “pin parental”. He creído entender que lo que se dirime es si los padres tienen derecho a opinar y elegir las actividades extraescolares de sus hijos, o si no quieren que vayan a ninguna. Me parece algo fuera de toda discusión. Si una familia es atea y no quiere clase de religión para sus hijos, lo dice y no pasa nada. Es lo normal hasta que lleguen a la adolescencia. Los temas que se traten o la forma de ponerlos en práctica y la aplicación de esas actividades creo que también son o deberían ser informadas a los padres, como siempre ha ocurrido. No veo el problema que ha provocado tanto debate.

El verdadero conflicto al que España se enfrenta ahora es que podemos perder nuestro Estado de Derecho y nuestra democracia casi sin darnos cuenta... Este virus se va infiltrando poco a poco, abusando de nuestra paciencia y tolerancia ante la arbitrariedad y mentiras continuas de los gobernantes. En estas semanas de Gobierno, Sánchez ha hecho creer al independentismo que son reconocidos como iguales, legales y merecedores de todos los respetos, y que la independencia es posible sin nada a cambio. Es más, hasta baraja cambiar el Código Penal con efectos retroactivos. De esta forma, todos los condenados por sedición y declaración de independencia unilateral podrían salir a la calle. Quieren politizar la justicia y eso me asusta. Poco a poco la democracia muere y ni nos enteramos. Espero que esto no ocurra, porque si Sánchez se enfrenta al Supremo, la justicia tiene la última palabra y nosotros al menos hasta ahora somos un Estado de Derecho.

Una sociedad aletargada, nunca

Pienso que nuestra sociedad, y en general las desarrolladas, se sienten impotentes ante todo lo que les ocurre, explotadas por sus gobernantes, que cada vez exigen más impuestos y aportan menos para nuestra riqueza y bienestar. Nosotros hemos tenido, en mi opinión, presidentes incompetentes en gestión económica, como Zapatero, que desembocó en una terrible crisis que nos hizo sufrir mucho; desidia y cobardía en Rajoy, que nos ha traído al momento en que nos encontramos, con un presidente cuya ética política es cuestionable. Creo que es el momento en el que todos debemos participar para mejorar la situación y el sistema, cada uno según sus posibilidades: salir a la calle si algo no está bien, intentar dar opinión en los medios, movilizarnos, escribir a los parlamentarios... La sociedad apática que se deja hacer, al final se la hacen.

Yo me mojo mucho con mis opiniones y pago cierto precio por ello. Dije una vez que el Gobierno de Rajoy se merecía insumisión fiscal ciudadana, porque nos había engañado diciendo en campaña que no subiría los impuestos y fue lo primero que hizo. Pues antes de tres meses llegó la venganza en forma de inspección de Hacienda. Podría contarles otros muchos ejemplos... Una marca de coches de la que era embajadora, por algo tan banal como invitar a Monedero a mi “Roscón de la Concordia”, me dio “de baja” inmediatamente. De todas formas, yo no me dejo ni dominar ni influir por miedo. El miedo y lo políticamente correcto no puede instalarse en nuestras vidas porque nos paraliza y atonta.

Nunca debemos eludir los problemas que pueda acarrearnos nuestra sinceridad, nuestras ideas no pueden ser anuladas por la conveniencia o las corrientes dominantes. Debemos reivindicar a Unamuno y su sueño por una España tolerante e ilustrada. ¿Ustedes creen que la España actual esta carente de estas dos virtudes? Yo sí...