Las confesiones de Isabel Preysler: del embarazo de Kournikova a Meghan Markle

Ayer, Isabel Preysler debió tener un día muy liado porque no le dio tiempo a ver las revistas que se publican los miércoles. Y cuando llegó, tarde porque ella tiene infinitas virtudes pero la puntualidad no es una de ellas, al desfile de Pedro del Hierro al patio acristalado del Ayuntamiento de Madrid, no sabía que ya se habían publicado unas fotos, malas y borrosas, pero fotos al fin y al cabo, de su hijo Enrique Iglesias y de su novia Anna Kournikova felices en la cubierta de una embarcación.

Hasta ahí todo normal para alguien que tiene casa con embarcadero y barca. La sorpresa era que en esas fotos, malas y borrosas, se podía apreciar el embarazado avanzado de su nuera, que, excepto que tenga por costumbre pasearse con un almohadón en la tripa, parece que la harán abuela por sexta o séptima vez, dado que en el anterior tuvieron gemelos. Preysler no quiso meter la pata y salió como pudo, porque a tablas no la gana nadie, del cuestionario “yo no sé absolutamente nada, ni confirmo, ni digo nada. Yo hablo con Enrique todo el tiempo, pero aunque todavía es pronto, tenéis que comprender que yo no doy noticias. No puedo nada más que proteger la privacidad de mi hijo y hasta que él no lo diga, yo no digo absolutamente nada. Enrique siempre ha sido muy generoso con la prensa. Él enseña las fotos con sus hijos, es generoso y seguro que lo volverá a ser cuando vea que es el momento oportuno”.

Así, con algo fácil, comenzaba el asalto libre de seis minutos con Isabel Preysler. El alcalde, José Luis Martínez-Almeída y la vicealcaldesa, Begoña Villacis, ya habían posado y estaban tranquilamente sentados juntos, en un espacio de honor de ese bonito patio acristalado del Ayuntamiento, porque recibían en casa como anfitriones, pero la madrina, que no conduce, estaba llegando. Preysler es como los reyes, que nunca llegan tarde porque el acto comienza cuando ellos hacen acto de presencia. Aunque Tamara descubra al mundo que “mami tiene un carácter” la realidad es que a Isabel todo se le perdona porque es una mujer encantadora, dulce, pausada, con un volumen mínimo de voz, que no oculta la sonrisa y aunque no sea cierto, parece como si ella tuviera ganas de seguir contestando delante del compacto muro de grabadoras portadas por un frente de periodistas apelotonados disparando preguntas por si tuvieran la suerte de ser contestadas con una frase medianamente terminada porque en ese bombardeo de preguntas la siguiente atropella a la anterior. Ella es divina, está curtida en esas batallas y estoy convencida de que se quedaría feliz, si no fuera porque siempre hay una mano que se agarra a su brazo y se la lleva, apartándola del compactado de periodistas, mientras que Preysler sigue hablando pero poco a poco, según se va alejando, vamos perdiendo su voz… Estoy segura que si no fuera por esa mano alejadora, Isabel seguiría contestando hasta agotar los cuestionarios.

Ayer nos dejó estos testimonios:

Su nieto mayor acaba de cumplir su mayoría de edad

Cómo pasa el tiempo…y es una maravilla ver cómo un niño como Alejandro, que nació prematuro con 800 gramos, sea tan fuerte, tan listo, tan mono, tan sano y tan adorable de forma de ser. Es mi nieto mayor.

Qué bien ha terminado el año 2019 para Tamara

Pues sí ha vivido un gran año, es su momento. Algunas personas sí conocían a Tamara pero el programa de cocina ha mostrado cómo es ella de verdad.

¿Qué tal coméis en casa ahora con una Master Chef?

Todavía no se ha podido meter en la cocina en casa porque ha tenido mucho tiempo abandonada la moda y ahora se ha tenido que poner a tope con su colección y no ha podido cocinarnos aún.

Entonces de momento no peligra el trabajo de Ramona (la cocinera)

No, no, por favor, Ramona es maravillosa.

¿Qué tal es como suegra?

Eso habría que preguntárselo a mis dos nueras y a mis dos yernos, pero yo creo que soy muy buena suegra.

¿Qué le parece que el príncipe Harry y Meghan Markle se aparten de la Familia Real inglesa?

Yo lo comprendo para su paz mental y familiar que necesitasen apartarse. A esta pobre mujer la han estado atacando por todos los lados y comprendo que llegue un momento que ya no pueda más. Obviamente, no es comparable la presión mediática mía con la de ellos pero les comprendo. Yo he sido muy perseguida pero nunca hasta el punto de ellos.