Carmen Lomana
Los sábados de Lomana: “Mi foto con un modelo desnudo ha puesto en guardia a los moralistas"
Parece que media España esté enrabietada con la otra media. Nunca en mi vida recuerdo tanto puritanismo disfrazado a veces de progre dando consignas de lo que está bien o mal, de lo que debemos hacer o ponernos para vestir. Cuando era más joven esto hubiese resultado incomprensible, ni en la época de Franco nos sentíamos tan mediatizados. Era de muy mal gusto y educación juzgar de manera talibán las opiniones diferentes a las tuyas o la forma de vestirse o desvestirse. Tuve la suerte de vivir y educarme de una forma muy libre, sin tanto prejuicio o convencionalismo. Me enseñaron a respetar la opinión y personalidad de los demás sin hacer juicios de valor. Esta nueva intolerancia ha hecho síntesis en las redes sociales. Digas lo que digas, hagas lo que hagas, siempre hay un grupo, normalmente mujeres, la mayoría ociosas y con una vida intelectual muy pobre, que lo critican sin un argumento medianamente racional o lógico, solo llevadas por impulsos primarios. En España hemos pasado de un analfabetismo secular a gente alfabetizada que se comporta como plebe, que no tiene un nivel de conversación y análisis adecuado, pero actúan gregariamente con una enorme violencia verbal y sin solidez intelectual.
He podido comprobarlo esta semana con dos publicaciones que puse en mis redes sociales. Una de ellas fue una viñeta de cómic muy bien dibujada y muy graciosa con una caricatura de Monedero y mía, acompañada de una reflexión bonita. Me gustó tanto que decidí hacer una foto y colgarla en Instagram. Inmediatamente una jauría de cretinos que no entienden el humor ni la tolerancia saltaron unánimes para descalificarme y llamarme de todo de forma violenta. Últimamente pensaba que la mayor intransigencia provenía de la izquierda, pero observo que estamos en empate, una parte de la derecha es igual o peor. No ser capaz de reírse ante una viñeta divertida me parece preocupante y me recuerda lo que ocurrió con ‘Charlie Hebdo’.
Mi segunda experiencia de intransigencia fue ayer por la noche que, para celebrar San Valentín, me hicieron una divertida entrevista en la 2 de Televisión Española. Quise anunciarlo en Instagram con una foto preciosa y muy elegante, un poco subida de tono, que tenía guardada de una producción que me hicieron para una fantástica revista de fotografía. Fue un honor que me eligiesen como española junto a otras divas (según ellos) de diferentes países. Las fotos evocaban a la película ‘Mrs. Robinson’, con un modelo joven desnudo, con el que yo, empoderada, tenía una actitud dominadora. En seguida aparecieron las moralistas de turno como guardianas de la moral y buenas costumbres faltándome al respeto, insultando, y diciendo todo tipo de imbecilidades. Hasta tal punto que ante tanta incultura y cerrazón decidí quitarla. También he de reconocer que al 90% les encantó. Demostraban una vez más que lo inmoral está en los ojos sucios de quienes la contemplan y la rechazan, no en la foto.
Hay un poeta de Úbeda al que adoro y se llama Joaquín Sabina, que el miércoles sufrió una grave caída, poniéndonos el corazón en un puño. Es un artista grandioso capaz de superar barreras ideológicas , de unir a yonkis y pijos cantando sus versos con la misma devoción. Un personaje de culto, un canalla de izquierdas que quiere y respeta a su país a diferencia de tantos papanatas que no saben ni dónde están. Como dice Luis Ventoso, Sabina se merece, como mínimo, un título de vizconde. Otro día les contaré cosas que me ocurrieron con él y que guardo en mi corazón.
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