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Los sábados de Lomana: “Sola quizá, ¿pero borracha?”

Carmen Lomana
Carmen Lomanalarazon

Están los ánimos un poco levantiscos con el Día de la Mujer. Me parece muy fuerte todo esto, sintiéndome como si fuésemos ciudadanas de tercera y tuviésemos que reivindicarnos continuamente para tener visibilidad, reclamando nuestros derechos a través de algunas fanáticas que, solamente pensando como ellas somos dignas de tener en cuenta. Proclaman gritos tipo “volvamos a casa solas y borrachas”. Solas quizá, ¿pero borracha? Nada tan patético como una mujer o un hombre borrachos. Quieren crear leyes y manifiestos sin ningún rigor, que ni siquiera saben argumentar ni redactar, llenos de inexactitudes, especialmente en lo jurídico.

Menos mal que el ministro de Justicia ha puesto en su lugar a Irene Montero y sus pandilleras advirtiéndoles de que tengan más seriedad. Esta señora, puesta a dedo por su marido, ha creído que su ministerio es un club para divertirse con sus amigas, cobrando un buen sueldo y llevándose a su niña para jugar con ella, siendo esto un agravio hacia todas las mujeres que antes de entrar a su trabajo dejan a sus hijos en guarderías o colegios. ¿Se imaginan a una presentadora con el niño en brazos mientras da las noticias o a una cajera de supermercado con sus hijos correteando alrededor? Montero todavía no se ha debido enterar de que su despacho es un lugar de trabajo, no un sitio para la juerga.

Otra de sus gracias es llamar a una peluquera en su despacho y dejar las alfombras de la Real Fábrica llenas del resultado del corte, sin ningún respeto a la institución. Y lo que es peor, cuando la peluquera dice que hay que limpiar, contesta: “No lo hagas que para eso esta el servicio de limpieza”. Típico de estos comunistas que se reciclan en “casta” pero que en el momento en el que pisan poder, se fascinan y ocurre lo único que desean: imitar esos hábitos burgueses que tanto criticaban. Pablo Iglesias y su mujer son claro ejemplo. Pareja en el Gobierno, algo prohibido por el conflicto de intereses que se puede crear. Solamente en las dictaduras comunistas se dan estos casos. Los Ceausescu en Rumania o Mao Tse-Tung en China tuvieron parejas que llegaron a sembrar el terror y la pobreza en sus países. Y estas personas son las que quieren dictar leyes diciéndonos lo que debemos hacer o cómo llegar a nuestras casas. No creo que ninguna quiera o le guste llegar sola y borracha. Esto es un esperpento y Montero no representa a nadie porque nadie la ha elegido.

Quiero hacer un homenaje a Clara Campoamor Rodríguez, madrileña, diputada del Partido Liberal y de izquierdas, que luchó como nadie por conseguir el voto de la mujer. En 1936 solamente había tres mujeres en el Congreso. Cada vez que ella subía a la tribuna defendiendo el derecho al voto se organizaba una chufla por parte de todos los partidos de izquierda. Las otras dos mujeres, Victoria Kent y Margarita Nelken jamás la apoyaron, argumentando que las mujeres más devotas y religiosas se dejarían influir por los curas y votarían contra los republicanos. Incluso hubo socialistas que dijeron que las mujeres solo podrían votar a partir de los 45 años, porque el histerismo les impedía actos responsables. Campoamor luchó sola y con el apoyo de la derecha ganó. El socialista Indalecio Prieto salió del Congreso y gritó que era una puñalada a la República. Esta mujer huía tanto del comunismo como del fascismo. Tuvo que irse a malvivir a Suiza por denunciar las brutalidades del Frente Popular. Está enterrada en el cementerio de Polloe y más de una vez le llevé flores para agradecerle todo lo hecho por nosotras. Celebremos nuestro día con alegría, morritos rojos y tacones.