Los Reyes celebran su 16 aniversario confinados

Hoy en Madrid cae el sol a plomo, pero hace dieciséis años, aquel 22 de mayo de 2004, jarreaba agua en la ciudad cuando a las ocho de la mañana un coronel depositaba una corona de flores con la inscripción «Siempre en nuestra memoria. Felipe y Letizia» en el Bosque de los Ausentes de Madrid: 192 árboles ponían nombre a las víctimas del atentado terrorista sufrido meses atrás y que marcaría el desarrollo de la que iba a ser la primera boda real en cincuenta años

Fue un acontecimiento, ya que el Heredero haría princesa a una periodista asturiana. Aquel día, el país entero estaba de luto por el 11-M; hoy lo está inmerso en una pandemia global. Desde el inicio del estado de alarma, los Reyes se han visto obligados a cambiar el apretón de manos por el saludo con el codo y a teletrabajar sin descanso desde sus despachos oficiales en La Zarzuela, desde donde les hemos visto realizar videollamadas con personajes destacados tanto del mundo de la política como del de la cultura o el deporte.

Ayer, cumpliendo con las normas de seguridad marcadas acudían también a las 5:30 de la mañana a Mercamadrid, donde como siempre han sido acogidos con grandes muestras de cariño. Hoy, sin embargo, no tinen prevista ninguna salida, aunque está previsto que trabajen durante toda la jornada y quizá se tomen un descanso para festejarlo, y puesto que en todo el país nos ha dado por la repostería, quién sabe si Letizia hará una de sus tartas de chocolate.

Hace diéciseis años era presidente Mariano Rajoy, Vargas Llosa aún estaba casado con Patricia Urquidi, con la que asistió al enlace real, Rodrigo Rato era el máximo dirigente del FMI, Alberto de Mónaco estaba soltero, Rania de Jordania marcaba tendencia al acudir con una camisa blanca combinada con falda larga de seda y ni Nelson Mandela quiso perderse el acontecimiento. Tampoco olvidaron invitar a veinte miembros de la nobleza, un cuerpo que aún no ha sido incrementado por Felipe VI.

Se estrenaba la catedral de la Almudena, a 200 metros de la entrada principal del Palacio Real, por donde habían instalado una alfombra roja que parecía una laguna y por donde el príncipe Carlos de Inglaterra chapoteaba con sus zapatos de charol porque no quiso subir en el autobús. Por cierto, que él es de los pocos que sigue esperando su momento de ascender al trono.

Pero la foto principal de aquel enlace ha cambiado. Así, Don Juan Carlos, tras la abdicación, ahora está en la sombra. Murió la hermana pequeña de Doña Letizia, Érika y, por parte de Don Felipe, la infanta Pilar y el infante don Carlos fallecían también recientemente. Doña Cristina ya no es duquesa de Palma de Mallorca, ni Jaime de Marichalar, duque de Lugo. Froilán ya no da patadas, Victoria Federica tiene novio y los entonces Reyes, ahora son Eméritos y aquel «eslabón de la cadena» del que habló Don Felipe el día de la pedida de mano, en El Pardo, son Leonor y Sofía, dos preadolescentes que estudian en el mismo colegio que su padre y se preparan para sus funciones dentro de la Familia Real.

Una pareja diez

«Prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad», dijeron en el altar y es lo que llevan cumpliendo durante todos estos años. Los soberanos constituyen uno de los matrimonios más sólidos de las casas reales europeas y en todo momento han trabajado codo con codo, cumpliendo con sus deberes. Eso les ha llevado también a tomar decisiones como la derivada del proceso judicial a Iñaqui Urdangarín, por el que las hermanas de Don Felipe dejaron de formar parte de la Familia Real y se instauró la transparencia de cuentas.

Dieciséis años marcados por momentos históricos como el día que dejaron de ser Príncipes de Asturias para convertirse en Reyes, así como la asistencia con sus hijas a los premios Princesa de Asturias, donde la heredera pronunció su primer discurso. Aún no han comunicado si la Princesa Leonor recibirá en su formación instrucción militar, como sus homólogos Victoria de Suecia, Isabel de Bélgica y Guillermo de Inglaterra, o, si por el contrario, elegirán la opción de no hacerla como hizo Isabel II o Margarita de Dinamarca.