Despedida

La CARTA que Mila Ximénez escribió para que la leyera su nieto “cuando yo ya no esté”

La colaboradora de televisión, que ayer falleció en Madrid a los 69 años, fue diagnosticada de cáncer de pulmón en junio de 2020

Mila Ximénez y su hija Alba en 2016
Mila Ximénez y su hija Alba en 2016Europa Press ReportajesEuropa Press

«El día 23 de enero de 2007 recibí una llamada que me hizo brincar el alma y cambió mi vida para siempre». Así comenzaba Mila uno de sus blogs más emotivos y personales, escritos para la revista «Lecturas», referente al nacimiento de su primer nieto, Alexander, hijo de Alba Santana y Aviv Miron. En este escrito, Ximénez rememoraba uno de los días más felices de su vida y hacía una súplica en el titular que, hoy, tras su reciente fallecimiento, nos hiela la sangre: «Quiero que mi nieto lea esto cuando yo ya no esté». Nadie entonces podía presagiar que sus palabras se cumplirían tan solo cinco años después.

El 20 de enero de 2016, Mila escribió en la misma publicación cómo recibió aquella noticia de que se había convertido en abuela, descubriendo a los lectores la razón por la que no estuvo junto a Alba en el parto: «¡Mamá!¡Ya está aquí Alexander!». «Me gustaría contarlo de forma que sintieran incluso mis latidos cuando oí la voz de Alba, mi hija», comenzaba relatando Mila. «Alba procura evitar mi presencia en momentos tensos».

«Estoy segura de que el taxista que me llevó ese día a la clínica Ruber no habrá olvidado fácilmente la pesadilla de ese trayecto. En vez de respirar, yo convulsionaba y le decía cada 30 segundos: “¿Está seguro de no haber cogido el trayecto más largo? No me suena nada este camino”. Y me revolvía en el asiento hablando con un enemigo imaginario que me ponía zancadillas para llegar más tarde a la meta más feliz de una vida que empezaba a sonreírme por fin. El taxista me miraba por el retrovisor temiendo que le cogiera del cuello y le asfixiara lentamente, como una asesina en serie. “¡Por favor! ¿Se puede tranquilizar, señora? Va a sufrir un infarto”. Pero lo cierto es que temía sufrirlo él».

Momentos tensos

Y Ximénez prosigue: «La cara de alivio de ese hombre cuando me soltó en la puerta del hospital estuvo a punto de arrancarme un abrazo. Me contuve. Si hago un gesto más su corazón no lo habría soportado. Así que yo, a lo mío. A trotar por los pasillos con la misma cara de loca con la que me bajé de ese trayecto, que viví como un secuestro. Os preguntaréis por qué no estaba en el momento del parto. Alba procura evitar mi presencia en momentos tensos. Y ahora habéis entendido por qué. Soy nula para mantener la calma. La mía, y sobre todo las de los demás».

«El olor de mi hija»

Alexander, sigue recordando Mila, «olía igual que Alba cuando nació. Abrí la puerta de la habitación y olí el mismo perfume que cuando nació mi hija. Y además tenía la magia de ver a esa niña sosteniendo en brazos a Alexander, su primer hijo. No se podía ser más feliz. Toda la estructura de mi vida se volvió a colocar. Y en segundos se estaba convirtiendo en un edificio sólido y lleno de luz. Han pasado nueve años y cada día que miro a Alexander recuerdo con la misma intensidad el primer día que le cogí en brazos. Temblaba como cuando era niña y abría mis regalos de Reyes. Así que, este es mi homenaje a mi nieto. Quiero que cuando yo ya no esté, pueda leer esto, y saber que cada día que me oprime, suelto lastre y sigo caminando. Porque al final de cada recorrido siempre están ellos esperándome en la meta».

Y añade: «Hay una pregunta que Alexander me hace con frecuencia: “Abuela, ¿tú en qué trabajas?”. Y yo respondo: “En la tele. ¿Me ves, no?”. Y él me dice: “No. Yo te veo hablar con tus amigos, pero trabajar, no. Entonces yo me cuelo en esos ojos azules y le sonrío».

En su blog personal, tras felicitar a su nieto por su noveno cumpleaños, agradece a su hija y a su esposo Aviv la felicidad que trajo a su vida el que entonces era su único nieto –más tarde nacería Victoria–, con unas palabras que resumen a la perfección sus sentimientos: «Gracias, Alba, y a ti Aviv por haber reconstruido mi vida desde el derribo». Su hija y sus nietos fueron piezas claves en su resurgir y los motores de su éxito, no como figura televisiva, que también, sino en el papel por el que más agradecida estaba en sus últimos años de vida: el de madre y abuela.