
Libro
La noche loca de Lady Di y Freddie Mercury en un club de Londres "lleno de hombres gays peludos"
El escritor Edward White recuerda una de las anécdotas más sonadas de la princesa que refuerzan su imagen de espíritu libre e indomable

La figura de Diana de Gales continúa despertando fascinación casi tres décadas después de su fallecimiento. Años después de su trágica muerte, su legado sigue vivo no solo en la memoria colectiva, sino también en los numerosos libros, documentales, biografías y testimonios que han intentado desentrañar los secretos de su vida. Y aun así, todavía quedan episodios ocultos, anécdotas poco conocidas que siguen saliendo a la luz, desvelando nuevas facetas de una mujer tan icónica como enigmática.
El escritor Edward White acaba de aportar su grano de arena a este universo con "Dianaworld", una nueva obra que explora la apasionante vida de Lady Di desde ángulos menos conocidos. Entre los relatos que más llaman la atención destaca uno en particular, tan inesperado como irresistible: una noche de fiesta que unió a Diana con la leyenda del rock Freddie Mercury. Según cuenta White, aquella velada permitió que la entonces esposa del actual Rey Carlos III se mezclara entre la multitud sin ser reconocida, viviendo unas horas de libertad absoluta.
Parte de esta historia ya había sido mencionada por la actriz Cleo Rocos en sus memorias The Power of Positive Drinking, donde ofreció detalles jugosos del encuentro. Según su relato, Diana insistió en visitar el Royal Vauxhall Tavern, un emblemático club gay de Londres, acompañada por Mercury y el actor Kenny Everett. Aunque sabían que “ese lugar no era para ella”, finalmente accedieron... pero con un giro brillante: la princesa iría disfrazada.

"Una chaqueta militar, el pelo recogido en una gorra de cuero y unas gafas de sol de aviador ahumadas... Al observarlo en la penumbra, decidimos que el icono más famoso del mundo moderno bien podría pasar por un modelo gay vestido de forma bastante excéntrica", recordó Rocos en su libro. El camuflaje fue tan efectivo que, según la actriz, “nadie la reconoció”.
Así, una de las mujeres más famosas del planeta logró infiltrarse de incógnito en un club “lleno de hombres gays peludos”, y disfrutar de una noche de risas, complicidad y anonimato. Una aventura inolvidable que solo refuerza la imagen de Diana como una figura libre, cercana, y con un carisma imposible de contener.
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