Enemigo dentro de palacio

El príncipe Andrés, seducido por cuentos chinos, pone en jaque la seguridad nacional

Se han filtrado documentos del agente chino que hizo buenas migas con el hermano del rey Carlos III. Estaba “desesperado”, lo que le hacía “manipulable”

El príncipe Andrés en una imagen reciente
El príncipe Andrés en una imagen recienteSteve ParsonsAgencia AP

La Familia Real británica siempre ha estado en el ojo del huracán. Desde hace décadas sus miembros están bajo la lupa mediática, pues sus pasos son controvertidos. Cada uno tiene lo suyo y han copado titulares por desmanes bien distintos, pero quizá quien se ha llevado la corona del escándalo ha sido elpríncipe Andrés, quien se lo ha puesto muy difícil a todos los últimos años. Salió airoso de un entuerto judicial muy grave, en el que era acusado de abuso de menores junto con su amigo Epstein, y tan solo tuvo que pagar 18 millones de euros. Le ayudó su hermano, el rey Carlos III de Inglaterra, quien ya no le aguanta más. Después de meses tratando que abandone la residencia oficial de la que es considerado un ‘okupa’, llega el lio mayúsculo que supone su colaboración con el espionaje chino y que ha puesto en peligro la seguridad nacional, no solo la de la Corona británica. Desde el pueblo piden ya que alguien le pare, que le aleje de cualquier toma de decisión y dado que su papel institucional es inexistente ahora que es visto como oveja negra de la familia, que al menos no moleste más.

El príncipe Andrés y Carlos III de Inglaterra
El príncipe Andrés y Carlos III de InglaterraGtres

Él se niega a retirarse del todo y parece haberle cogido gusto a eso de estar copando titulares con el escándalo como mejor compañero de correrías. Pero no es una broma lo último que se le adjudica, al verse envuelto en una trama de espionaje al haber tenido contacto con el agente chino Yang Tengbo, también conocido como Chris Yang. Aunque podría ser el guion de una nueva entrega del agente 007, lo cierto es que se ha puesto en jaque la seguridad nacional del Reino Unido. Se le entendía como el eslabón débil de los Windsor y por eso este supuesto empresario que vivía a caballo entre Londres y Pekín le eligió a él. No se equivocaba. Gracias al vínculo que estrecharon se pudo colar en fiestas y eventos privados a los que acudían altos funcionarios y las más altas esferas del gobierno británico, así como en el palacio de Buckingham o el castillo de Windsor.

Parece que no tenía límites si contaba con la ayuda del duque de York, que una vez más la ha vuelto a liar. Y es que no puede negar que se conociesen y que tenían muy buena relación, pues en el móvil del espía chino se han encontrado desde mensajes hasta fotografías que probaban lo bien que se lo pasaban juntos. Incluso compartían escena en algunas instantáneas con David Cameron o Theresa May, por lo que o el agente era muy bueno en su trabajo o es que el príncipe Andrés se lo puso muy fácil. Y todo gracias a fundar la plataforma Pitch@Palace, que conecta emprendedores con inversores. Aquí es donde entró en juego el espionaje chino, que se aprovechó de las ansias del hermano del rey Carlos II por obtener cada vez más poder. Algo que ha quedado reflejado en los correos que se intercambiaba y que ahora están siendo analizados por la inteligencia británica, para saber hasta qué punto el príncipe Andrés ha puesto en peligro a su país.

Príncipe Andrés de Inglaterra
Príncipe Andrés de InglaterraAgencia AP

Tras haber sido repudiado por su familia, al menos sí de cara a la galería pues se ha demostrado que en la intimidad sigue siendo uno más, el príncipe Andrés se situó en el blanco perfecto. Los espías chinos sabían de sus ansias de notoriedad y de sentirse relevante más allá de su condición real, pero sus escarceos con Jeffrey Epstein y sus desmanes económicos le colocaron en una posición de desventaja. De ahí que se aferrase al supuesto empresario chino con el que pensó que recuperaría el brillo perdido. Por eso le veían como “desesperado” y “manipulable”, en palabras del propio agente Yang Tengbo. Su vínculo ha puesto en jaque las relaciones diplomáticas y comerciales entre Reino Unido y el gigante asiático, tensando hasta tal punto sus conversaciones que están en riesgo de romperse. Y todo por la imprudencia de un miembro de la casa real que no goza de ninguna consideración institucional, pero que sí tiene libre acceso a personalidades clave, altos funcionarios e información privilegiada. Un caramelo para el espionaje chino que han sabido aprovechar.