Salpicada
La sombra de Jeffrey Epstein arrastra a Sarah Ferguson
Tras la revelación de una correspondencia comprometedora, varias organizaciones benéficas rompen lazos con la duquesa de York, que vuelve a quedar marcada por su pasado
Durante años, Sarah Ferguson luchó por limpiar su nombre y reconciliarse con la familia real británica. La duquesa de York, más conocida como Fergie, parecía haber encontrado en la filantropía y la cercanía con sus hijas -las princesas Beatriz y Eugenia- un camino hacia la redención. Pero el pasado, como una sombra persistente, vuelve a alcanzarla. Y esta vez, lo hace con fuerza.
La mañana del 23 de septiembre, Fergie se despierta en crisis. Siete de las diez asociaciones que apadrinaba anuncian, casi de manera coordinada, que rompen con ella. Entre ellas, instituciones emblemáticas como la "British Heart Foundation", el "Teenage Cancer Trust" -al que apoyó durante 35 años- o "Julia's House", especializada en cuidados paliativos para niños, que abrió la veda al anunciar su decisión en la noche del 22. Sus páginas web se vacían de menciones, sus fotografías desaparecen, sus nombres se desligan. Una auténtica estampida.
Intercambio de cartas
La causa: la publicación, en el "Mail on Sunday", de un intercambio epistolar que une irremediablemente a la duquesa con Jeffrey Epstein. El magnate estadounidense, condenado en 2008 por prostitución de menores y arrestado en 2019 por tráfico sexual, había sido ya el verdugo del príncipe Andrés. Y ahora, de su ex mujer.
Hasta ahora, Sarah había reconocido tan solo un desliz económico: un préstamo de 17.000 euros que aceptó en 2011, y del que se arrepintió públicamente en declaraciones al "Evening Standard". pero los correos recientemente revelados muestran algo más inquietante: un vínculo sostenido en el tiempo. En ellos, Ferguson se dirige a Epstein como un amigo "leal, generoso y supremo" para ella y su familia. "Sé que te sientes terriblemente decepcionado de mí", le escribe en otro pasaje, negando haberlo llamado pedófilo y mostrándole una cercanía difícil de reconciliar con su perfil de mecenas filantrópica.
Las ONG han reaccionado con contundencia. "Nos preocupó la correspondencia de la duquesa de York con Jeffrey Epstein. A la luz de las recientes revelaciones, decidimos que sería inapropiado que siguiera vinculada a nosotros", declaró "Julia's House". Otras instituciones, como la "Fundación para la Investigación de la Alergia Natasha", emitieron comunicados similares, agradeciendo su apoyo pasado pero trazando una línea definitiva.
La situación recuerda, inevitablemente, al príncipe Andrés. Convertido en paria dentro de los Windsor tras su propia vinculación con Epstein, su caída fue tan estrepitosa como definitiva. Fergie, que había logrado mantenerse a flote gracias a un perfil bajo y al respaldo silencioso de sus hijas, parece ahora arrastrada por la misma corriente.
La pregunta es si este nuevo escándalo deja margen para otra resurrección pública. La duquesa, siempre hábil para reinventarse, enfrenta uno de sus capítulos más difíciles. Lo que parecía un camino hacia la estabilidad se convierte, de nuevo, en un relato de sospechas, amistades inconvenientes y reputación en entredicho.
Si Andrés y Sarah fueron alguna vez vistos como una pareja de cuento, hoy la imagen es más cercana a la de dos náufragos, unidos por un pasado imposible de borrar. Los York, entre sombras y silencios, parecen haber tocado fondo.