Enfado
Se abre la veda para criticar a Rafael Nadal en Mallorca
En Manacor, pueblo natal del tenista, el runrún sobre sus últimas decisiones es cada vez más notorio
Escribía hace unos días un prestigioso periodista mallorquín en un medio local que, últimamente, Rafa Nadal hablaba más de lo que jugaba… y así le iba. Esa misma inercia, ese cambio de tendencia, se está produciendo en los últimos tiempos en torno a su figura y su entorno. Si hasta ahora bromear e insinuar siquiera alguna sospecha sobre un asunto empresarial o personal que afectase al tenista manacorí, su familia y su círculo más íntimo era entrar en una guerra silenciosa de reproches, llamadas de su jefe de comunicación y casi un destierro, parece que ese muro de contención, ese altar del privilegio y ese pacto de silencio sobre el deportista empieza a derrumbarse. No, no nos engañemos. Nadie aún se atreve a alzar la voz de manera pública, a abrir ventanas y airear trapos sucios, pero el runrún y el malestar tras el anuncio del acuerdo de colaboración con Arabia Saudí ha acabado por arrancar la venda de los ojos de muchos vecinos y amigos, de muchos políticos y empresarios isleños. No habrá (por el momento) un protagonista capaz de hablar alto y enfrentarse al universo Nadal, pero el malestar es evidente.
Es indiscutible la calidad deportiva del tenista. Ni un pero a su carrera, a sus triunfos y a su saber perder. De hecho, cada victoria, cada anuncio de semi retirada y cada noticia de regreso siempre ha encontrado respuesta por parte de los principales políticos de las Baleares. Todos, a través de sus redes sociales, han tenido palabras de agradecimiento, enhorabuenas y defensas a la labor de Rafa Nadal. Sin embargo, cuando el pasado mes de enero se anunciaba su fichaje por la Federación de Tenis de Arabia Saudí «para ayudar al crecimiento del deporte en ese país», el silencio entre la clase política fue devastador y el ruido, no solo mediático, cada vez más fuerte. En los foros de opinión, en los artículos de los periódicos y en los bares de su Manacor natal, las voces eran unánimes: «¡Qué necesidad!», «Pero si no le hacía falta». Son algunos de los comentarios más repetidos por la gente anónima. Hay incluso algún político soberanista, que por no avivar la polémica prefiere no decir su nombre, que aventura que la decisión de Rafa Nadal «no le traerá a la larga nada bueno».
Ya en su día, el alcalde de Manacor, Miquel Oliver recibía un duro y público rapapolvo por parte de Nadal tras haber afirmado que el tenista había recibido trato de favor para poder construir su academia en el municipio. El deportista le acusó de que lo único que quería el alcalde era «manchar su nombre».
Desde entonces, y han llovido años, nadie se ha atrevido a levantar la voz, a pesar de la controversia por las obras de construcción de su chalet en Portocristo o la ampliación del pantalán del Náutico para dar cabida a su yate. Ahora ese acuerdo con Arabia Saudí choca con lo que proclama su fundación. Otros que le conocen bien lo tienen claro: «Los Nadal siempre han sido muy peseteros».
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