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Círculo

Richard Gere y su «troupe» de nuevas amigas españolas

Las mamás del colegio Mater Salvatoris, donde estudió Alejandra Silva, son ahora habituales de meriendas infantiles

Richard Gere Gtres

Richard Gere está feliz en Madrid. Así lo ha declarado en cada aparición pública que ha hecho acompañado de su mujer Alejandra Silva. La última vez fue en la gala de los Goya, donde recibió el reconocimiento a toda su trayectoria profesional. Con sentido del humor, quiso dejar claro que sabía por qué le daban el premio: «La razón real ha sido porque mi mujer es española (de Galicia, aclaró). Ahora, España es mi hogar y el de mi familia».

En una entrevista concedida al programa «The Tonight Show» contaba cómo era su vida en Madrid. «Es un lugar hermoso donde la gente es amable y generosa. Después de siete años de que mi esposa viviera en mi país le debía este cambio para que disfrutara de su gran familia y sus amigos. Ella es como una mamá italiana. Los domingos organiza almuerzos para treinta y cinco personas en nuestra casa. Amo a mi esposa. Es increíble y una gran madre. Nuestros hijos son felices y no hay nada mejor que eso», declaraba sin perder la sonrisa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibió ayer en Moncloa al actor Richard Gere para hablar de la exclusión social de los sin hogarlarazon

Efectivamente, Richard Gere está viviendo una existencia muy diferente a la que tenía el matrimonio antes de cambiar de vida. Vivían a una hora de Nueva York en un inmenso rancho donde la socialización era escasa. El actor llegó a decir que podían pasear por la finca desnudos y que nadie les vería dado su aislamiento. Tampoco había reuniones multitudinarias ni almuerzos de película italiana con padres, primos, sobrinos, amigos y compañeras de colegio como sí sucede en la mansión de La Moraleja, a media hora de la Puerta del Sol. La vida que llevaba el matrimonio estaba centrada en los hijos y en las fundaciones y organizaciones no gubernamentales en las que participan activamente la pareja. Lo más destacable eran los veranos en Galicia. Alejandra nació en Coruña y gran parte de su familia sigue viviendo en la misma zona. En Bastiagueiro, una localidad situada a 15 minutos de la capital gallega y a la que se conoce como «la playa de los coruñeses», los abuelos de Alejandra compraron un terreno donde se edificó una casa familiar central y otras más pequeñas para cada hijo. Incluso la pareja se estaría planteando adquirir una propiedad en la zona, concretamente, en Oleiros, una localidad que tiene una de las rentas per cápitas más altas de Galicia, al residir allí gran parte de los directivos del imperio Inditex. En verano, Richard Gere disfrutaba en Galicia de lo que después sería su entorno afectivo en La Moraleja. Cuentan que en los veranos podían llegar a reunirse más de setenta familias entre primos y sobrinos de varias generaciones, algo que, desde luego, ha fascinado al actor desde el principio.

Mater Salvatoris

A pesar de la distancia, Alejandra Silva ha mantenido ese contacto directo, y esa manera de relacionarse se la ha trasladado a Richard Gere. Y no solo con la familia directa, sino también con las amistades de la infancia que su mujer ha seguido tratando a lo largo de los años. La activista y defensora de procurar techo a quien no lo tiene estudió en el elitista colegio madrileño Mater Salvatoris. Una institución religiosa cuyo centro se encuentra en la zona norte de Madrid y donde la señora de Gere pasó parte de su adolescencia.

Alejandra Silva, from left, and Richard Gere pose for photographers upon arrival for the 39th Goya Awards in Granada, Spain, on Saturday, Feb. 8, 2025, in Granada. Fermin RodriguezAP Photo

Cuentan a quien escribe este texto que tanto ella como sus hermanas tienen ese hilo de referencia que no se ha roto con el tiempo. Varias compañeras de aquellos años felices siguen formando parte de su vida y ahora de la del actor. Para quien que en España se mantengan esas relaciones infantiles es uno de los tesoros de la educación en España, y desea que sus hijos disfruten en el futuro de esos afectos que nunca desaparecen.