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Crónica

Los sábados de Lomana: Por tierras del Duero mágico en otoño

Carmen Lomana CortesiaCortesia

Tenemos un país para adorarlo. He hecho una escapada al corazón de la Ribera de Duero, tenía curiosidad por visitar alguna de esas bodegas con vinos extraordinarios que han adquirido fama universal. La primera, que tiene 120 años de historia, fue «Vega Sicilia», el Rolls Royce de los vinos de Ribera de Duero. El gran «boom» de Bodegas Ribera de Duero fue a partir del 1998 y 2000. Eran vinos caros y con prestigio de pequeña producción que han ido creciendo hasta llegar a ser de los más apreciados y solicitados en los mejores restaurantes. Decidimos mi amigo Pedro Madera y yo, por una broma que empezó en nuestro programa de viajes del sábado en la «Hora Lomana», ir a visitar esa preciosa zona de Castilla y León en autocaravana. Ha sido una divertida experiencia, pero en honor a la verdad, dormir, yo no he dormido en ella. Creo que las caravanas son para el verano, una forma diferente de viajar para espíritus muy libres. Nuestra primera parada fue en la Bodega Prado Rey. Están al frente los nietos del fundador, personas maravillosas, llenas de pasión hacia los vinos. Jorge y Almudena nos recibieron y contaron historias interesantísimas en las que pudimos darnos cuenta de la paciencia y el cariño que hay que dedicar para conseguir un buen reserva, incluso un tempranillo. El nombre viene dado porque esos terrenos fueron comprados por la reina Isabel de Castilla, no tuvo mucho tiempo para disfrutarlos, porque murió bastante pronto, pasando a su hija la reina Juana «La Loca», ella no tomó en cuenta estos terrenos y tampoco su hijo el emperador Carlos I de España. La finca fue usada como coto de caza, el duque de Lerma decidió hacer un pequeño palacio para que el rey Felipe III se quedara durante sus jornadas de caza, de ahí le viene el nombre de Prado del Rey y de la Bodega Prado Rey. Ahora hay un estupendo restaurante con productos de temporada de la zona. Me parece interesantísimo que todos nuestros criadores de vinos tengan estupendos restaurantes y hoteles con encanto donde quedarte y completar la experiencia.

Amanecimos en un lugar de una belleza difícil de explicar. Llegamos a uno de los balnearios del Duero, con denominación «Castilla Termal Hoteles». Elegimos el Monasterio de Valbuena, del siglo XII, donde se puede vivir una experiencia sensorial que nos llena de paz, rodeado de historia, aguas, silencio, belleza, desconexión y felicidad. En este momento del año, el color de los chopos amarillentos, ocre y rojizos lo rodean con sus murallas y el río Duero. Todo esto convive cobijado por una arquitectura única y gastronomía de alta calidad. El lugar perfecto para nutrir nuestro espíritu.

He decidido que la política en nuestro país es tan aburrida, mediocre, sustentada en falsas promesas y mentiras que no me interesa lo más mínimo. Tampoco soporto la amenaza continua de las mayores catástrofes unidas a la subida de impuestos, euribor, y amenazas múltiples con guerras atómicas. La prensa del «colorín» también me resulta patética, divorcios, gente sin ninguna elegancia vendiendo vidas sin interés o basadas en mentiras. Lo malo o divertido, según se mire, es que algunas advenedizas se creen el personaje queriendo presentarlo en bandeja de plata, pero no cuela. Prefiero refugiarme de momento en nuestros teatros, exposiciones y conciertos, como la maravilla que escuchamos el martes en el Teatro Real con la gran Cecilia Bartoli que nos hizo muy felices.

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