Ágatha Ruiz de la Prada se reconcilia con los gitanos en la gran fiesta de la Fashion Week de Madrid

Madrid se engalana una vez más de moda con la llegada de la Mercedes-Benz Fashion Week. El esperado evento alzó el telón la noche del martes 18 de febrero con una celebración por todo lo alto en Gabana Music Club y Jimmy’s Restaurant, donde la elegancia y el glamour se entrelazaron en una fiesta inolvidable.

Por el exclusivo enclave desfilaron cientos de invitados procedentes de distintos ámbitos, desde rostros de la política, como Iván Espinosa de los Monteros y su esposa, Rocío Monasterio, hasta actores como Guillermo Campra y Mónica Cruz. La música también tuvo su representación con la presencia de la cantante Rosa López, mientras que del universo digital se encontraban influencers de la talla de Marta Pombo y Rocío Osorno. Diseñadores, modelos y otras personalidades del mundo de la moda completaron el selecto elenco de asistentes.

Entre ellos destacó Maite Casademunt. Su presencia estuvo marcada por la memoria de su madre, la icónica Lola Casademunt, cuyo legado sigue vivo en la firma que lleva su nombre. También hizo acto de presencia Ágatha Ruiz de la Prada, en una de sus primeras apariciones públicas tras recientes controversias.

Sin la compañía de José Manuel Díaz-Patón, su expareja, la diseñadora se dejó ver rodeada de amigos y conocidos. Entre ellos, el artista Aldo Comas, esposo de la actriz Macarena Gómez, con quien compartió una animada conversación. Para su pesar, su nombre seguía resonando en comentarios furtivos a raíz a sus polémicas declaraciones sobre el pueblo gitano. El tema fue recurrente en sus conversaciones con su núcleo de amistades. "¡Lo que te hizo Lolita fue una bajeza!", le confió un amigo entre copas y confidencias.

Pero el destino le reservaba a Ágatha una oportunidad para redimirse. Noemí Salazar, influencer y querida figura pública gracias a su paso por "Los Gypsy Kings", se acercó a ella con una sonrisa conciliadora. Entre palabras amables y miradas cómplices, ambas sellaron el momento con fotografías y vídeos que pronto recorrieron las redes. Como gesto final de reconciliación, Salazar extendió una invitación a la diseñadora: visitar su hogar y compartir con ella y su madre, Raquel, el placer de degustar sus célebres croquetas de jamón.

Tal vez, en esa futura reunión, entre el crujir de una buena croqueta y la calidez de una charla sincera, Ágatha encuentre la manera de cerrar definitivamente este capítulo. Porque el lenguaje, como la moda, evoluciona, y en un mundo donde cada palabra tiene peso, se hace necesario descartar expresiones del pasado y dejarlas olvidadas en el fondo del armario.