Entrevista
Álvaro de Luna: "No he gestionado bien la presión mediática. No lo termino de digerir"
El cantante recibirá un Premio Dial Tenerife, el colofón a cuatro intensos años en los que su vida ha dado un giro radical
El próximo 14 de marzo, el cantante Álvaro de Luna será galardonado con un Premio Dial Tenerife en reconocimiento a su destacada trayectoria musical. LA RAZÓN habla con él sobre el impacto que la fama ha tenido en su vida en estos últimos años, y también acerca del amor, un tema recurrente en sus canciones, basadas todas en sus propias experiencias.
¿Qué supone para usted recibir este premio?
Es un gran reconocimiento a todo el trabajo que hemos hecho estos años. No solo yo, sino toda la gente que forma parte de mis proyectos. Me hace muy feliz porque va a ser una noche muy bonita con amigos y compañeros, algunos a los que admiro desde niño, y ahora soy yo el que está junto a ellos recibiendo un premio. Es una fantasía.
Estos últimos años han sido cruciales en su carrera…
Creo que por fin he ido recogiendo lo que fui sembrando en años anteriores. A veces las cosas se magnifican y es mucho más el boom que lo que hay en realidad. En estos últimos años, he notado que se engrandecía mucho mi proyecto, pero yo todavía no estaba en ese punto. Me estaba desarrollando y no tenía claras muchas cosas, estaba encontrándome. Me parece muy loco cómo el público puede percibir una cosa que yo, como artista, no veía. Pero sí, han sido cuatro años de duro trabajo y todo ha cambiado mucho. Cuando estaba en Sinsinati me iba de gira con cuatro personas, ahora llevamos dos furgonetas y un camión. Es muy motivador, para mí y para mi gente, ver que las cosas están yendo bien.
¿Qué aprendió tras su salida del grupo Sinsinati?
A ser coherente con lo que sentía, y a hacerlo. Muchas veces hacemos las cosas por no decepcionar, o porque “toca”, aunque no sea de nuestro agrado. Esa falta de coherencia me acaba consumiendo, me genera miedo, ansiedad… Me alegro de haber sido coherente con lo que sentía en ese momento, me ha hecho crecer como persona y artista, con lo bueno y lo malo.
¿A qué se refiere?
Cuando dejas una banda, el éxito te lo comes solo, pero también la mierda, y tienes que aprender a manejar ciertas situaciones que antes no te tocaban. Aun así, yo no considero que esté solo, porque he hecho mucha piña con todo mi equipo. Somos como una familia.
¿Cómo ha llevado la exposición mediática de los últimos años?
Como te decía, he formado una familia con mi equipo y ellos me han ayudado a sobrellevar esto. Tengo la suerte de tener buenos amigos que han hecho que todo sea mucho más fácil. Tampoco creo que yo lo haya gestionado bien en ningún momento. Me sigo poniendo muy nervioso cuando veo una alcachofa en mi cara, y si hablo la cago porque estoy atacado en ese momento. Son cosas que no termino de digerir, aunque hayan pasado años y esté más acostumbrado a este tipo de vida. Sigo aprendiendo, reconozco que todavía lo gestiono mal, aunque mejor que antes.
¿Es un chico tímido?
Sí, tengo una timidez natural que siempre ha estado conmigo pero que de alguna forma he ido puliendo. He aprendido a sacar mi lado más extrovertido en algunas situaciones del día a día. Sin embargo, sobre el escenario, aunque al principio sí tuve un poco de pánico escénico que ya superé, siento que estoy en una realidad paralela. Desaparecen los problemas, la timidez y todo. Solo soy yo cantando con la gente.
¿Es diferente el Álvaro que hay sobre el escenario al de su día a día?
Exacto. Aunque mucha gente no diferencia el personaje de la persona.
Pero, ¿en qué se distinguen? Porque lo que canta sobre el escenario habla de sus vivencias como persona, no como personaje.
Es verdad, en mis letras no hay nada de ficción, en ninguna. Pero el contenido de la canción no tiene nada que ver con la representación que se haga de ella. Eso es lo que a mí me salva la cabeza: saber y tener muy claro cuándo soy Álvaro de Luna y cuándo soy Álvarito el de siempre. Cuando salgo a un escenario es porque hay mucho trabajo y preparación detrás para mostrar lo que yo quiero que se vea. Cualquier artista que le importe su show sabe las horas y el curro que conlleva. No es solo salir a cantar.
¿Le merecen la pena todas estas contraprestaciones?
Nunca he pensado en dejarlo, pero en algún momento sí me he cabreado mucho. Llevo toda la vida luchando por que llegue este momento, y cuando llega me siento sobrepasado en algunas situaciones. Me da rabia porque es un momento que debería estar disfrutando al máximo, no sufriendo por la ansiedad. Pero bueno, entiendo que forma parte de esto. Tampoco considero que sea algo extremadamente horrible, todos los trabajos tienen buenas cosas y malas, y en mi caso pesa muchísimo más lo positivo que lo negativo.
¿Ha sentido miedo a perder todo lo que ha conseguido?
No. Evidentemente tengo asumido que habrá rachas mejores y peores, o que lanzaré un tema que no gustará a nadie. La cuestión es tener claro que aún no he llegado a la cima, porque en el momento en que piense eso, ahí sí que estaré perdido. En un proyecto artístico, en el que tienes que poner mucho corazón, si piensas que has llegado a la meta lo pierdes todo. Para mí, esto es una carrera de fondo. Todavía no he llegado al final. Tengo que seguir trabajando y esforzándome, y cuando tienes eso en mente, es más fácil seguir sin ese miedo. Si algo no sale bien, pues te levantas y sigues, como en la vida misma.
Dice que sus canciones nacen de sus experiencias. ¿Es difícil cantar una canción que escribió enamorado de alguien que ya no está?
Es que cuando canto mis canciones nunca estoy en el punto en el que las escribí. Sacar un tema no es escribirlo y publicarlo al día siguiente, tiene meses de trabajo y una planificación, y en ese tiempo han podido pasar muchas cosas. Además, durante un concierto no me recreo en el sentimiento, sino en que la gente disfrute con mi música, y yo también. Es muy emotivo ver a la gente cantar a pleno pulmón tus canciones, y eso es en lo que pienso en mis conciertos, sea el tema que sea.
¿Es consciente de haberle cambiado la vida a alguien con su música?
Me ha pasado alguna vez y es de las cosas más bonitas que me ha dado la música. Nunca olvidaré a una chica que venía a todos mis conciertos, y a los fans tan asiduos los acabas ubicando y conociendo. Ella me contó que sufría un TCA y que no estaba en un buen momento, pero al año siguiente me encontré de nuevo con ella en una firma de discos. Estaba genial, con pareja y muy feliz. Me dijo que mi música la había ayudado mucho a seguir adelante, a sentirse mejor y a retomar los mandos de su vida. Fue muy impactante para mí. Es increíble el poder que puede tener una canción que yo he escrito en el sofá de mi casa. Solo por estas cosas, merece la pena todo lo que hemos hablado antes.
En temas como “Duele” habla de alguien que le deja, mientras que en su último tema, “Suerte ;)”, es usted el que dice adiós. ¿Qué es más doloroso?
Depende del momento, de la persona… No te podría dar una respuesta concreta. Hace algunos años te hubiera dicho otra cosa, pero cuando vives ciertas experiencias y situaciones te das cuenta de que no es tan sencillo. Decir adiós a una persona que te hace daño es un logro, pero a veces tienes que dejar alguien a quien quieres por otras cuestiones, porque la cosa no puede seguir, y eso también duele mucho. Es muy duro decir: ‘Aunque te quiera te dejo ir porque no estoy preparado y no quiero estropear el recuerdo de lo que hay’.
¿Cuáles son “las mierdas” de las que habla en “Suerte ;)” que no está dispuesto a soportar en una relación?
Es que no me gusta explicar las letras de mis canciones para que cada uno piense lo que quiera. Además, tampoco quiero hablar de mis relaciones, pero creo que las normales, las que nadie pasaría. Todos hemos tenido alguna relación tóxica, y yo he aprendido lo que sí quiero: que sea una persona educada y me haga reír, como mínimo. Todo lo bueno que venga a partir de eso, bienvenido sea.
Todos tenemos un día que nos cambió la vida, ¿recuerda el suyo?
Cuando salió “Juramento eterno de sal”. He sentido muchos momentos de ‘¡guau! ¿qué está pasando?’, pero cuando salió ese tema fue brutal. Sentí que algo gordo estaba pasando, y si te digo la verdad fue algo duro de digerir y asimilar. Llegó como un tsunami y me dio mucho vértigo, pero también fue una motivación para seguir trabajando, todavía con más ganas que antes.
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