Nuevo pontífice

Distanciamiento
Amaia Montero ha hablado. Y lo ha hecho sin necesidad de ruedas de prensa ni entrevistas exclusivas: una sola imagen y un mensaje en Instagram han bastado para abrir un nuevo capítulo en su vida pública, justo en plena efervescencia por su posible regreso a los escenarios.
La fotografía, rescatada del pasado, la muestra sonriente, en bikini blanco, a bordo de un barco mientras Gonzalo Miró -su ex y amigo íntimo- la observa desde el mar. Pero no es la imagen lo que ha provocado el revuelo mediático, sino el texto que la acompaña: "Qué suerte, qué gran suerte tengo de tenerte como amigo. Siempre cuidándome, protegiéndome, sin fallarme nunca. Gracias. Te quiero". Una dedicatoria que, aunque parece inocente, se convierte en un dardo envenenado dirigido a otra figura clave en su círculo más íntimo: Cayetana Guillén Cuervo.
El contexto es claro. Hace apenas dos semanas, Guillén Cuervo reveló, con aparente espontaneidad, que Amaia estaba preparando su regreso a La Oreja de Van Gogh. Un comentario en el photocall de los Premios Talía que vulneró la confianza de la artista, quien había pedido expresamente que guardara silencio "por Leo", el hijo de la actriz y ahijado de Amaia. El desliz enfadó tanto a la cantante que decidió cortar por lo sano: dejó de seguir a Cayetana en redes sociales, y el gesto no pasó desapercibido.
Mientras tanto, Gonzalo Miró, preguntado en "Espejo Público", evitó cualquier ruptura: confirmó que el regreso es "más pronto que tarde", pero sin entrar en detalles. Su gesto, aparentemente medido, ha sido premiado con afecto y reconocimiento por parte de Amaia, quien no ha dudado en rendirle tributo público.
En las redes, la audiencia no ha tardado en leer entre líneas. "'Sin fallarme nunca', eso lo dice todo", escriben algunos, mientras otros critican la actitud de la cantante por considerar innecesaria la pulla. El regreso de Amaia Montero no solo parece cercano: ya empieza a sonar como una historia de segundas oportunidades, nuevas lealtades… y amistades rotas.
Nuevo pontífice