Familia

Así es la madre coraje de «Pam»

Lourdes Martínez Cabrera, exprocuradora de Pontevedra, comparte doctrina con su hija por necesidad

Ángela Rodríguez Pam y su madre coraje Lourdes Martínez Cabrera
Ángela Rodríguez Pam y su madre coraje Lourdes Martínez CabreraInstagram

Antes del satisfyer como «máquina para matar fascistas», Ángela Rodríguez «Pam» usó una pandereta en su cuenta de Instagram (hace algo más de un año) con idéntico fin. Así se las gasta la secretaria de Igualdad en su lucha quijotesca contra los luciferes del mundo. Léase hombres, léase mujeres que gozan como les place. Ahora nos descubre este otro objeto, como si los juguetes sexuales no hubiesen acompañado siempre a la humanidad. Nuestras abuelas más lejanas ya usaban falos de piedra hace 28.000 años con una intención más grata que la cacería humana.

Desde que llegó al poder, «Pam» se muestra juguetona. El 8M se unió con alegría insolente a unas jóvenes que coreaban a la madre de Abascal. ¿Siempre fue así o le faltó esa adolescencia que muestra ahora con 34 años? LA RAZÓN ha analizado su vida familiar, especialmente la relación con su madre, y descubrimos algún porqué a esa insistencia en adaptar la política a sus odios, complejos y vergüenzas.

Su progenitora es Lourdes Martínez Cabrera, exprocuradora en Pontevedra y, según publica, soltera. Hasta hace poco se anunciaba en busca activa de empleo en la plataforma Cronoshare.com, como cuidadora interna de ancianos y niños. En Facebook se quejó por la avalancha de propuestas que no se ajustaban a lo que pedía. Tiene varias cuentas en diferentes redes sociales, pero salvo anuncios como la pérdida de una bolsa de plástico duro que contenía una radio y una crema oriental, limita su uso a aplaudir a su hija. Abrió también un canal de YouTube en el que únicamente ha reproducido un vídeo sobre remedios contra párpados caídos.

Madre e hija comparten doctrina y firmaron en 2014 un Manifiesto de Marea Pontevedra que pedía «construir la Pontevedra del siglo XXI tomando como guías referentes éticos del siglo pasado». «Empecé a militar por necesidad –confiesa «Pam» en un post–. En mi familia, como tantas otras, lo hemos pasado muy mal».De la quiebra económica de su progenitora hay constancia en los juzgados pontevedreses. En octubre de 2019, Martínez Cabrera se declaró ante el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Pontevedra en situación de concurso voluntario para lograr un acuerdo con sus acreedores. Durante el ejercicio de su profesión como procuradora tuvo su domicilio fiscal en el ático del número 14 de la emblemática calle pontevedresa Alameda. Hoy no queda rastro ni de ella ni de su actividad. En enero de 2018 utilizó un blog sobre economía para interesarse por las ayudas al alquiler de vivienda en Galicia, «para no estar todos los días consultando en internet».

Ángela Rodríguez Pam y su madre coraje Lourdes Martínez Cabrera
Ángela Rodríguez Pam y su madre coraje Lourdes Martínez CabreraInstagram

De vez en cuando, rescata alguna imagen del álbum familiar y «Pam» las sube a Instagram acompañada de comentarios que dejan entrever sus complejos tempranos, una niñez enrevesada y trastornos alimentarios. En una fotografía aparece con su hermano David, seis años menor, su madre y su perra Lula en la playa de Chancelas. «Cuando me llamó mi padre para contarme que había nacido mi hermano, le colgué el teléfono, tenía seis años y el monopolio familiar», dice. Con otra de ellas, con siete años, dice que se le revolvió el estómago al verla. «Era sábado por la mañana, mis padres se habían ido a la compra e hice lo que más me gustaba. Ponerme la ropa de ballet, música a todo volumen y bailar». Recuerda la vergüenza que sintió cuando su madre la descubrió. No por el baile, sino por su cuerpo, «que ya me molestaba». Confiesa que «aún no vomitaba, pero había comenzado a mantener una relación con la comida y con el cuerpo que aún estoy arreglando».

Parca en palabras

La madre, con la que guarda cierto parecido físico, es parva en palabras y, lejos de reprender sus desatinos, trata de elevar con emojis la maltrecha autoestima de la hija. Celebró con ella el indulto de Juana Rivas, por ejemplo, y el último 11 de octubre, Día de la Niña, le envío otra foto con la que le contó que cuando nació hacía sol. «Me ha parecido de las cosas más bonitas que me han dicho». Pero piropos y gestos romanticones –de esos que tanto detesta– a «Pam» no le faltan.

Se define a sí misma como «tu bollera de barrio de confianza» y está casada con Allende Marina Palomo, asesora del ministerio de Igualdad, con la que comparte un ático en Quintana (Madrid). “«Aceitunita 2.0», le dice la amada. «Maligna», responde picarona. La madre se deshace: «Ay qué guapas y riquiñas sois. Os quiero». Y así habla mientras sostiene un ramo de flores que recibió por San Valentín: «Que nos da igual el capitalismo y tal, y que lo del amor romántico, regular». «Qué bien, qué bonitas y qué contenta”, insiste la madre. El mundo de «Pam» gira sobre sí misma y su empoderamiento. Se pinta los labios para verse poderosa en «las innumerables ocasiones en las que mi cuerpo, mi edad, mi inexperiencia, mi poca inteligencia,, mi orientación sexual o lo que fuera no me parecían lo suficientemente buenas para estar a la altura». Una y otra vez, Lourdes palmotea: «Guapa, más que guapa».