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La autodestrucción de Simón Pérez: de asesor financiero a humillarse en directo por propinas

Alcanzó la fama por aparecer en pantalla bajo los efectos de sustancias, mientras promovía las hipotecas a tipo fijo. Ahora se bebe su orina a cambio de unos euros

El antes y el después de Simón Pérez
El antes y el después de Simón PérezRedes sociales

El éxito para Simón Pérez y Silvia Charro fue tan arrollador como fugaz. Se convirtieron en todo un fenómeno viral cuando aún no se conocía realmente el alcance que podrían tener las redes sociales, con un vídeo que causó estupor y chanza a partes iguales. Una pareja que pretendía aconsejar al público para invertir en ladrillo “a tipo fijo siempre”, pero que terminaron vapuleados por el público por su lamentable estado ante la cámara, visiblemente bajo los efectos de drogas. Ellos mismos lo reconocieron y han hecho carrera de su desgracia, optando por el dinero rápido y una fama que no les ha hecho justicia.

El economista ha sido el peor parado, pues ha pasado de ser un referente sobre información útil para inversores, a ser su propio enemigo. Desde hace un tiempo cayó en desgracia y ahora se humilla en directo en plataformas de streaming a cambio de propinas o algo que comer. Y quizá esto no sería lo peor, pues incluso en sus vídeos llega a cometer acciones que rozan la ilegalidad o mostrar situaciones de las que no debería presumir, como retransmitir cómo compra droga a la Cañada Real. Aunque muchos aplauden su caída en los infiernos y le dan algunos euros para incentivar su declive, otros advierten de lo peligroso de la situación.

La autodestrucción en directo de Simón Pérez

Muchos son los vídeos que aún a día de hoy hay de Simón Pérez en los que da consejos a inversores o a aquellos que desean comprarse una vivienda. Según él, lo conveniente es “a tipo fijo siempre”. Una frase que se hizo viral por culpa de un vídeo en el que él y su pareja aparecían en lamentables condiciones. El revuelo fue mayúsculo en 2017. Tanto que fueron despedidos de su trabajo, perdieron toda la credibilidad que se habían labrado en su cerrera profesional y terminaron incluso teniendo problemas de salud mental.

Él era asesor financiero y profesor en universidades y centros privados. De pronto, se quedó en el paro. Pero había más, pues ninguna empresa se quiso arriesgar a asociar su imagen con su negociado, cerrándole totalmente las puertas. También los bancos le dieron la espalda. Sus acciones, valoradas en 600.000 euros, en tan solo un día se quedaron a cero.También se quedó en la calle, sin casa, pues ésta era pagada por su empresa y tras su fulminante despido perdió tal privilegio, dándole un plazo de 24 horas para hacer las maletas y desaparecer.

Tan solo le quedó Silvia Charro a su lado, con la que apostó por su faceta viral y creó un canal de YouTube. La idea principal era continuar con su legado como asesor financiero y ofrecer consejos a aquellos que querían mover su dinero para ver crecer sus ingresos. Pronto la pareja desvarió, pues el público en redes sociales esperaba de ellos más espectáculo que consejos. Así comenzaron a protagonizar dantescas escenas en las que el alcohol y las drogas eran protagonistas, así como tensas discusiones en directo. Hasta que llegaron las humillaciones a cambio de reducidas propinas para “bocata de pollo”, haciendo alusión a la cocaína.

Simón Pérez ha trasgredido todos los límites e incluso ha sido expulsado de las principales redes sociales. Su grotesco contenido no es apropiado para todos los públicos. YouTube o Twich le cerraron la puerta, lo mismo que ha sucedido ahora con Kick, que ha restringido su contenido en ‘SS Conexión’. Ahora prueba suerte en Rumble, con una normativa más permisiva, donde no se le censura por beberse su propia orina, autolesionarse, cometer actos vandálicos o cualquier otra acción que le pidan los usuarios a cambio de una remuneración con la que financiar sus excesos y, por supuesto, sustentar su precaria vida. Algo que escandaliza y que muchos denuncian, pues entienden como la denigración propia por una fama efímera, que ningún bien está haciendo a Simón Pérez, como tampoco a su pareja, Silvia Charro.