Entrevista
Hablamos con Lucía Rivera: "Toda la puta vida me han visto solo como una mujer guapa"
La modelo, hija de Blanca Romero y Cayetano Rivera, charla con LA RAZÓN sobre su familia, pareja y sus nuevas expectativas una vez alcanzada la madurez: "Ya no sueño con ser un ángel de Victoria's Secret".
Las estrellas del cielo madrileño palidecieron ayer frente al brillo de las joyas de Rabat, la firma catalana que, como cada año, reunió a rostros muy conocidos de la esfera social para celebrar su velada más “Magnificent”. Entre ellos se encontraba Lucía Rivera, que en el refinado espacio Monbull Jorge Juan de la capital coincidió con su madre, Blanca Romero; su prima, Cayetana Rivera; y su tía política, Lourdes Montes, esposa de Cayetano Rivera.
La familia es para Rivera uno de sus pilares fundamentales, una idea que se ha reforzado con el paso de los años. “Los míos son la mayor joya que tengo. Yo creo que cuando vas creciendo te vas dando cuenta realmente de eso, del apoyo que tienes en ellos. Valoramos más la familia cuando estamos más mayores. Que tengo 26 años, soy joven, pero creo que cuando vas creciendo te vas dando más cuenta de lo que es importante”, se sincera ante LA RAZÓN.
Especialmente estrecha es la relación con su madre, a la que en ocasiones ha considerado más “una hermana mayor, incluso a veces la pequeña”. En una etapa vital en la que Rivera se siente “más adulta” y cuyo trabajo la obliga a pasar tiempo fuera de su Asturias natal, lamenta que lo más añora es la conexión con la tierra que la vio nacer: “Echo mucho de menos mucho mis raíces. Llevo fuera de mi casa desde los 18 años y tengo 26. Estoy mucho tiempo sola, tengo una pareja maravillosa y unos amigos, pero aun así echo de menos mis raíces”.
Precisamente, acaba de pasar unos días en Asturias cuidando de su abuelo Rafael, el padre de Blanca Romero, que no se encuentra en su mejor momento de salud. A Lucía no le cuesta reconocer que esta situación familiar merma su estado anímico: “Es un momento personal muy delicado y no quiero mentir, estoy regular. Pero bueno, ahora me han dicho que se encuentra un poco mejor”.
Visiblemente emocionada, Rivera aprovecha para lanzar un necesario mensaje sobre las carencias a las que se enfrentan las personas dependientes: “La gente dependiente tiene 20 meses de espera para recibir ayudas públicas. Mi abuelo tiene una suerte increíble de tener a mi abuela y a una familia que lo adora, pero me gustaría que se supiera que hay gente que necesita cuidados de forma urgente, que no pueden esperar 20 meses”.
Su novio, el más discreto de sus parejas
En este momento complicado, Lucía se apoya en su familia, sus amigos y su pareja. Fernando Wagner se mantiene alejado del foco y al margen de la esfera mediática en la que ella ha crecido, y esa es una de las cosas que más le gustan de su chico: “Es un tío muy sencillo y eso es algo que no encontré en otras personas. Yo necesitaba a alguien que no le interesara todo esto, que respetara mi trabajo pero que al llegar a casa pudiéramos hablar de cosas muy distintas”.
"No tengo peleas con mi pareja. Yo, cuando hay peleas, echo a correr rápido"
De momento, sus diferentes estilos de vida no suponen un problema, sino todo lo contrario, una virtud: “Yo viajo mucho y es como si tuviéramos una relación a distancia, y a mí eso me encanta. Él tiene su trabajo, yo tengo el mío, y cuando nos vemos es mucho mejor. Pero aún así estamos mucho tiempo juntos”. Además, se trata de tiempo de calidad, en el que las discusiones no tienen cabida para Lucía: “No tenemos peleas. Yo, cuando hay peleas, echo a correr rápido”.
Sobre si a su pareja le importa que ella sea una persona pública, con todo lo que eso implica, Rivera lo tiene claro: “Si tuviera algún problema, es muy sencillo. Tiene una puerta maravillosa por la que entrar y por la que irse. Así me compró. Así me han comprado todos, por desgracia o por acierto, no lo sé…”.
Lucía Rivera, mucho más que “una mujer guapa”
Su carrera se ha desarrollado entre pasarelas, sesiones de fotos y fiestas exclusivas, pero Lucía defiende que su talento va mucho más allá del atractivo mundo de los focos y las cámaras. De hecho, asegura que tiene entre manos algunos proyectos con los que nunca antes se le había relacionado: “Me estoy formando en cosas que nunca me formé. Es un secreto, pero estoy haciendo cosas muy distintas”.
"Soy una mujer que tiene otras necesidades de expresión, otras necesidades de hablar"
Aunque disfruta de su trabajo y celebra que “me va muy bien”, la madurez propia del cuarto de siglo de vida le ha otorgado nuevas expectativas y metas: “Ya no soy la mujer que quiere ser un ángel de Victoria's Secret. Soy una mujer que tiene otras necesidades de expresión, otras necesidades de hablar. No soy solo una mujer guapa y un maniquí”. Le preguntamos si se ha sentido así a lo largo de su carrera, y Lucía es tajante: “Toda la puta vida”.