Aniversario
Jimmy Giménez-Arnau: un año de la muerte del tertuliano maldito
Falleció pensando que estaba en la mejor etapa de su vida junto a su amor Sandra, su viuda, que no quiere salir del anonimato
Ha pasado un año desde que Sandra Salgado comunicaba la muerte de su marido, Jimmy Giménez Arnau. Fue un 17 de septiembre, tres días después de haber celebrado su 80 cumpleaños. La colaboradora Belén Esteban recibió en pleno directo en su programa la triste noticia. Sandra le envío un «WhatsApp» que dejó impactados al resto de colaboradores. A partir de ese momento, la noticia saltó a las redacciones del resto de medios y cerró los informativos de Mediaset. En esta y otras cadenas fue una figura indispensable en programas como «Sálvame Deluxe», «DEC», «Crónicas marcianas» y «Tómbola», en la autonómica valenciana. Jimmy era directo y acertado en sus preguntas, así como en sus valoraciones con personajes que tenían poco o nada que decir más allá de sus infidelidades o con quién habían tenido relaciones sexuales.
Como no rendía pleitesía a ese sector de famosos estacionales, sus intervenciones resultaban casi siempre polémicas. La diferencia era abismal cuando tenía enfrente a una Lola Herrera o una Concha Velasco, por poner ejemplos de figuras importantes del mundo profesional. Más allá de ser hijo de diplomático y haber nacido a bordo de un buque español que atravesaba el Cabo de Hornos, el escritor y licenciado en Derecho se coló en la vida de los españoles en 1977 cuando contrajo matrimonio con María del Mar Martínez-Bordiú Franco, nieta de Francisco Franco, en una boda en el Pazo de Meirás que fue portada de la revista «¡Hola!». Durante su relación tuvo a Leticia, su única hija, con la que llevaba tres décadas sin hablarse cuando falleció. Los tres convivieron en el ahora abandonado Palacio del Canto del Pico y el vínculo se acabó el 28 de abril de 1993, tras la correspondiente sentencia del Tribunal de la Rota. Pero su vida no acabó allí, ni su proyección mediática.
Unos días antes de su muerte había acudido al programa «Ni que fuéramos Shhh» para apoyar a sus antiguos colegas. Aparentemente, se encontraba en perfecto estado de revista y con ganas de vivir la existencia tranquila con la que era su compañera de vida. Fue toda una sorpresa su boda con Sandra el 11 de abril del 2013. Con esa ironía que utilizaba para sus cosas, que en el fondo ocultaba una manera de autoprotegerse, dijo: «Hasta que no llego Sandra solo me querían mis perros». Jimmy era querido y lo contrario casi en la misma proporción. Para los que lo conocimos y tratamos, su imagen resultaba muy diferente.
Era generoso, divertido y con un sentido del humor que alegraba los viajes en avión cuando compartimos programa en Málaga. Le molestaba la gente que no tenía interés por leer o por aprender. Si hubiera estado vivo, seguro que le habría enviado un mensaje público a María Pombo. La influencer escribió en sus redes sociales algo así como que leer libros estaba sobrevalorado. Y se armó el Belén. Giménez Arnau tenía una gran pluma. Escribió «Zelos», una novela que, si en vez de su firma real, lo hubiera hecho con seudónimo, habría sido un éxito de ventas. Así lo contaba él: «Podría haber sido un ‘‘bestseller’’.Si esto lo escribe una vaca sagrada del periodismo, le hacen la ola. A mí no me tienen en cuenta los jefes de Cultura de los periódicos y por eso no me dan cancha. Me consideran un friki». Y como ganaba dinero con sus intervenciones televisivas, él mismo se autocompraba sus obras y nos las regalaba a los amigos.
«La jauría no perdona»
Tenía una gran cultura en esa mochila cargada de nostalgias que no le gustaba reconocer. Decía que cuando alguien se presenta como vulnerable, «la jauría no perdona y ataca sin piedad». Ese escudo protector fue en los últimos años Sandra. Conoció a la periodista cuando fue a preparar una entrevista para un programa, y desde ese momento congeniaron. Sandra nunca quiso tener protagonismo y siempre se ha mantenido en un perfil muy bajo. Tanto es así que al pedirle una entrevista para recordar a Jimmy en este primer aniversario, prefirió seguir como hasta ahora: dedicada a su trabajo, sus perros y su entorno.
La historia de amor con Sandra hubiera servido para un guion de película de sobremesa. Era emocionalmente muy enamoradizo, hasta que la encontró a ella y se convirtió en la mujer de su vida. Sandra, que trabajaba en «DEC», había pedido preparar la entrevista. Desde que era estudiante de Periodismo tenía admiración por él. Tras ese primer encuentro profesional, llegaron otras citas –que tampoco fueron muchas–, como reconocía Jimmy.
Nunca más volvieron a separarse. Contaba que el destino había sido favorable. «Dudé mucho en ir al programa. Si no hubiera ido a ‘‘DEC’’ no creo que nuestras vidas se hubieran cruzado. Ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida», contaba a quien escribe estas líneas.