Confesiones
Jorge Javier Vázquez confiesa su “bajón” tras estar “tocándose las narices”
El presentador ha estado 21 días en Brasil disfrutando de los placeres de la vida, pero al volver a su casa ha sentido que su ánimo se ha resentido mucho
En estos momentos, Jorge Javier Vázquez está fuera de la televisión y no tiene un hueco en la parrilla de Telecinco, la que sigue siendo su casa por contrato. El presentador vivió como un drama personal la cancelación de ‘Sálvame’ tras 14 años en antena, especialmente por las formas en las que se llevaron a cabo y por enterarse en directo por parte de otro medio de comunicación y no por sus jefes, como habría sido elegante. Sufrió mucho, se cogió una baja médica para retirarse a pensar en su casa, pero regresó meses después con ‘Cuentos chinos’, que duró un suspiro en antena. Sin trabajo, el comunicador se ha puesto a recorrer mundo, aunque sin desatender uno de sus pocos encargos profesionales, como es su columna de opinión semanal en la revista ‘Lecturas’.
Un miércoles más, Jorge Javier Vázquez ha querido decir lo que piensa sin pelos en la lengua sobre la actualidad mediática. Esta vez ha centrado su atención en Isabel Preysler, que presenta nuevo reality, formato televisivo del que él se declara un enamorado. Pero entre confesión y confesión, el presentador también ha encontrado un hueco para hablar de sí mismo, de cómo se encuentra ahora que no tiene trabajo frente a las cámaras y cómo es su estado de ánimo en esta inesperada etapa. No esconde que está atravesando malos momentos y que está de bajón, aunque ni tan siquiera esto puede quitarle su característico sentido del humor.
Tras disfrutar de los placeres que le ofrecía Brasil durante tres largas semanas, el que fuese la estrella de Mediaset ha regresado a su casa. Reconoce que ha echado de menos su hogar, aunque “eso no significa que no sienta un pellizco en el estómago por volver, porque cuando estás fuera de tu casa tocándote las narices parece que el tiempo queda agradablemente suspendido”, reconoce en su espacio exclusivo en el kiosco rosa. Y es que para él viajar supone que “los problemas hibernan, las incertidumbres dormitan, las ilusiones cobran vida. Empiezas a idear planes que se van magnificando conforme pasas los días en otros hoteles, otras playas, otras tierras”, continuaba explayándose, dando envidia, pero por un motivo justificado.
“Sin embargo, cuando llegas a casa tienes que luchar para que todo lo bueno que te has traído de ese viaje no se vaya por el desagüe con la primera ducha. Como el moreno. Nada más aterrizar en España quiero quedar con todos los amigos que tenga”, aunque no niega que todo esto le ha sumido en un “bajón” anímico. Nada preocupante, se le suele considerar estrés postvacacional y es totalmente normal después de pasar 21 días descubriendo los encantos que le ofrecía su estancia en Brasil, para regresar a la rutina en su hogar en Madrid, a la espera de que esos proyectos que tiene en mente vayan cogiendo forma y se materialicen. Eso sí, primero en la lista de quehaceres ya se ha fijado que va a reservarle un hueco a sus amigos. Y es que tendrá muchas fotos y anécdotas que compartir con su círculo de íntimos.
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