
Negocios al sol
Marta, la hija del torero Dámaso, pasión y negocio ecuestre
Marta González vive por y para los caballos y tiene una empresa alrededor de un mundo que disfruta desde niña

Marta González, la hija más conocida del respetado torero Dámaso González, no tiene vacaciones. Junto con su hermana Elena está al frente de la finca familiar Los Prados (Albacete), que desde hace unos años han dedicado a las bodas: «Nos une el respeto y el amor que tenemos por nuestra finca ya que fue el legado de nuestro padre. Cuando la mayoría está de vacaciones, nosotros empezamos la actividad más intensa. Tenemos bodas todas las semanas hasta octubre y además de los entrenamientos y doma de caballos», afirma González que introduce en nuestra conversación la gran pasión: el caballo.
Si bien su padre fue uno de los nombres más insignes de la tauromaquia, Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2017, los caballos fueron su otra gran afición, que consiguió transmitir a Marta desde pequeña. Tras un periodo apartada de ese mundo durante el cual se enfocó en los estudios, acabó regresando a los equinos: «Estaba terminando la Tesis Doctoral en Ciencias Políticas para dedicarme a la docencia universitaria cuando, por circunstancias, me surgió la opción de comenzar con un blog con contenidos de mi vida en el campo». Así es como se convirtió en uno de los referentes de este sector, liderando varios proyectos y viajando por todo el planeta como una de las grandes referencias del mundo del caballo.
"Mi sueño es hacer una fundación para ayudar a los equinos"
El prestigio que se ha labrado con ese trabajo le ha llevado ahora a su último gran proyecto. González acaba de ser nombrada directora de comunicación de la Organización Mundial del Turismo Ecuestre: «Me gusta salir de mi zona de confort, aprender cosas nuevas y ponerme a prueba. Para mí, cada proyecto es una oportunidad de crecer y aportar algo diferente. En un futuro próximo mi sueño es hacer una fundación para ayudar a los equinos».
Mientras llega eso, se va a dedicar a «promover el turismo ecuestre de forma sostenible, priorizando el bienestar animal». Tiene, además, la suerte de compartir este proyecto con su pareja, Fabrizio Bonnet: «Él lleva la parte de doma natural y bienestar animal, un área que a mí me apasiona también, así que nos ayudamos mutuamente», detalla. Dicen que si amas en lo que trabajas, nunca trabajarás. Marta González no tiene vacaciones… pero a lo mejor ni falta que le hacen cuando tu trabajo es la pasión de tu vida.
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