Confesiones sin absolución

Mayte García: «Sobrevivir también es una forma de amar»

La psicóloga y empresaria nos habla de su reconstrucción vital después de la pérdida de su hijo y de su apoyo desde la Fundación El sueño de Vicky a las familias afectadas por el cáncer infantil

Mayte García: «Sobrevivir también es una forma de amar»
Mayte García: «Sobrevivir también es una forma de amar»PACO SEOANE

Cuando hace siete años perdió a su hijo Santi por un cáncer, Mayte García (Valencia, 1983) empezó a construir los nuevos pilares de su vida. «Todo lo que hago se basa en el amor incondicional, la presencia, la gratitud y el servicio. Perder a un hijo te desnuda, te rompe… pero también te permite reconstruirte desde la verdad, agradeciendo incluso lo que dolió porque me ha hecho crecer». Desde ese lugar, la psicóloga y coach -que tiene otras tres hijas: Sofía, India y Martina, de su matrimonio con su ex, Santi Cañizares-, empezó a colaborar con la Fundación El sueño de Vicky. Una entidad que acaba de reforzar su estructura presentando el primer patronato, del que ella forma parte: «Mi papel es dar voz, impulsar recursos y contribuir al apoyo de las familias afectadas por el cáncer infantil. Esta nueva visibilidad nos permitirá llegar más lejos».

Mayte, cada año 1.500 niños son diagnosticados con cáncer en nuestro país. ¿Qué es lo más urgente a ojos de la Fundación?

No hay suficiente financiación pública, y eso nos deja en una situación de enorme vulnerabilidad. Esta enfermedad puede tocarte a ti, a tu hijo. Y solo a través de la investigación podremos salvar vidas. En estos años hemos recaudado cerca de cuatro millones de euros, centrando nuestros esfuerzos en dos grandes proyectos. Por un lado, la creación de una Unidad de Tumores Cerebrales en el Hospital Niño Jesús de Madrid y financiando la investigación en el CIMA de la Universidad de Navarra.

¿Qué supone para la Fundación la presencia de Cuchy Pérez, hija de Florentino Pérez?

Cuchy ha estado con nosotros desde el inicio, ofreciéndonos su apoyo emocional y cediéndonos el Bernabéu para la Fundación. Siempre está ahí cuando la necesitamos. Como muestra de agradecimiento, le hemos otorgado el título de Madrina de Honor.

¿Qué respuesta habéis encontrado en las administraciones y en los líderes políticos?

En los inicios de la Fundación intentamos acercarnos al ámbito político, pero la respuesta fue la habitual: buenas palabras, pocas acciones. El cáncer infantil no «vende» políticamente, y muchos creen que con las fundaciones existentes es suficiente.

Tras la muerte de Santi, que tenía cinco años, se volcó en la psicología. ¿Ayudar sana?

Ayudar sana profundamente. No porque el dolor desaparezca, sino porque compartir lo vivido te conecta con los demás desde un lugar muy real. Para mí, ayudar se convirtió en un camino de sanación mutua.

Hay muchos padres que hoy se encuentran en la situación que usted vivió. ¿Cuál sería su primer consejo?

No te juzgues por sentirte así. Sobrevivir también es una forma de amar. Y abraza tu dolor, sin miedo. No lo escondas, no lo silencies. Y busca compañía, porque aunque el camino es tuyo, no tienes por qué recorrerlo solo.

El entrenador Luis Enrique cuenta en su documental que se siente afortunado por el tiempo que vivió con su hija Xana. ¿Así lo percibe también?

Me siento profundamente afortunada por haber sido la madre de Santi. Su paso por mi vida fue breve, pero dejó una huella eterna. Lo que viví con él fue un regalo que ni la muerte puede borrar. Santi fue y es mi mayor maestro.

Háblenos de sus tres hijas. ¿Qué han heredado de una madre psicóloga y de un padre deportista y ahora comentarista?

Mis hijas han heredado fuerza y sensibilidad. Tienen un corazón valiente, con capacidad para empatizar, para cuidar de los demás. Creo que han aprendido a ver la vida desde un lugar más profundo. Son alegres, luchadoras, con una energía preciosa y una madurez que me asombra. Ellas también han sabido transformar el dolor en amor.

¿Cómo imagina su mañana?

Lo imagino en paz y acompañando a muchas personas a transformar su sufrimiento en fuerza. Me veo con mis hijas, creciendo juntas. Y me imagino siempre con Santi en el corazón, siendo mi guía, la estrella que ilumina cada paso que doy.