Arte

Rita Martorell: la retratista de 50.000 euros la pieza que ahora va a por Almodóvar

Pintó a la éltite política y ahora se lanza a la «jet set» marbellí y a la escena cultural. Así es la profesional más cotizada

La pintora Rita Martorell
La pintora Rita MartorellInstagram

Su próximo reto: Pedro Almodóvar. Rita Martorell pertenece a esa clase de artistas que han convertido su vocación en profesión, haciendo del arte una necesidad de expresión. Para ella, el rostro humano es el paisaje más fascinante y dotarlo de vida es el mayor desafío. Lo ha convertido en su ritual.

Desde Marbella, donde acaba de entregar una de sus últimas obras para los Premios Encuentros con la Cultura, la pintora confiesa a LA RAZÓN: «Ahora mi prioridad es pintar a Pedro Almodóvar. Es como si su alma, llena de color, me hubiese atrapado. Estamos en conversaciones para ver si este sueño de inmortalizarlo en mi galería de retratos se hace realidad», detalla esta artista cuyos retratos pueden llegar a valer entre 50.000 y 70.000 euros.

Sus pinturas han retratado a grandes nombres de la cultura, la política, las finanzas y el deporte, incluyendo figuras icónicas de la Costa del Sol. Martorell acaba de regresar de Luxemburgo, donde ha expuesto una selección de sus cuadros tras 25 años retratando personalidades de toda la Unión Europea. «El verdadero arte surge de dentro. Es un lenguaje, una necesidad de comunicación», explica. Su última exposición, «European Portraits», presentada en el espacio In Art, ha reunido una selección de retratos de políticos y personalidades europeas como Jean-Claude Juncker, Eduardo Punset, Fernando Morán, Baltasar Garzón o Enrique Pérez Flores. Con esta muestra, la artista da por cerrado su ciclo de pintura política para sumergirse en nuevos horizontes en el mundo cultural.

Su camino en el arte del retrato comenzó con la pintura de Eduardo Punset, sin imaginar que sería su gran éxito. A partir de ahí, retrató a políticos catalanes y figuras clave como Marta Ferrusola, Joaquim Nadal, Pere Macías, Duran i Lleida, Arcadi Calzada o Carles Gasòliba, consolidando así una trayectoria que, más que una profesión, se ha convertido en su vida.Desde su primera exposición individual en Barcelona en 1992, con solo 21 años, ha recorrido salas de toda España y ciudades como Tel Aviv, Budapest, Praga, Zaragoza o Berlín. Su pintura, de clara influencia expresionista, se encuentra en plena expansión en el mercado germano.

La pintora Rita Martorell junto a Amancio Ortega
La pintora Rita Martorell junto a Amancio OrtegaInstagram

Entre sus encargos más emblemáticos está el retrato de Gerardo Fernández Albor, expresidente gallego y pieza clave en la reunificación alemana. La iniciativa partió de Norbert Lammert, expresidente del Parlamento alemán, quien quiso incluir su retrato en la Galería de Ilustres del Bundestag, donde aún se exhibe. También ha inmortalizado a Abel Matutes, el primer español en ocupar una cartera de comisario europeo.

Su refugio creativo

Rita Martorell ha hecho de Marbella su refugio creativo. Desde 1997, ha retratado a algunas de las figuras más emblemáticas de su escena social, como Gunilla von Bismarck, María de Salamanca, María Esther Viuda de Vidiella, el conde Rudi von Schönburg o Francisco de Borbón.

Sobre Gunilla, una de sus musas, comenta: «Todo el mundo se sorprende con su retrato porque no la pinté con ropa de fiesta, como la mayoría la imagina. La capté en su casa, en un momento de tranquilidad absoluta, lo que me permitió mostrar una faceta muy distinta de ella. Ahora, con su retrato de Ángeles Parra, referente del turismo andaluz, ha querido capturar el espíritu de la Marbella que su familia ayudó a construir: «Con sus hoteles emblemáticos, dejaron una huella que hoy define el crecimiento de la ciudad».

Pasión heredada

Su amor por la pintura es herencia materna. Desde pequeña, viajó con sus padres visitando museos y entrando en contacto con galerías y marchantes. «Mi madre siempre se ha dedicado a la pintura, con una obra impresionista y figurativa muy ligada a su entorno». Para Martorell, su estudio es su santuario. Cada retrato lleva su inconfundible sello, fruto de una obra ecléctica que abarca desde paisajes urbanos hasta estudios anatómicos. Su proceso creativo es meticuloso. No afronta un retrato sin antes conocer al personaje. «Necesito entrevistarme con ellos, comprender su personalidad, sus inquietudes. Todo lo que se esconde tras la fachada». Pintar políticos fue un reto particular. «Casi todos estaban en activo cuando los retraté, lo que no siempre hacía fácil el proceso. Pero sí era fascinante. Cuando pinto, veo la historia que carga cada persona».

Recuerda con especial cariño sus sesiones con Baltasar Garzón, a quien describe como un «buen posador». De hecho, el juez hasta le hizo una entrevista en la que le preguntó: «¿Cómo consigues transferir el alma de alguien a una obra?». También retrató a Dolores Delgado, ex fiscal general del Estado. «Llegaba estresada, con muchas preocupaciones. Pero poco a poco se relajaba en el estudio. Cuando vio el retrato terminado, me dijo: «Tengo vida en el cuadro». Cuando Martorell pintó a Fernández Albor, el expresidente escribió sobre ella: «Con apenas 24 años, Rita me retrató en Estrasburgo. A veces, al repasar viejas fotografías, encuentro la expresión que ella supo captar en aquel lienzo y me maravilla su talento». Un elogio que permanece imborrable en la memoria de la artista y le sirve como aliciente profesional.