Opinión
Los sábados de Lomana: Una velada real y una reconciliación ficticia
"Estamos viendo un renacer del cristianismo, como si de una colección vintage se tratara"
esta semana tuve el placer, y el privilegio, de asistir una vez más a los premios BMW en el Teatro Real. Una noche de esas que te reconcilian con la belleza, con la música, con el arte… y con la elegancia bien entendida. Allí, estaba la Reina Sofía, radiante como siempre, con esa serenidad que solo da la sabiduría y el saber estar. La orquesta de TVE nos deleitó con música de Falla, y luego Mercé nos regaló un homenaje precioso a Manuel Alejandro. ¡Qué maravilla! Y qué momento tan emotivo cuando la orquesta le tocó el «Cumpleaños feliz» a la Reina Sofía. Se me escapó una lagrimita, confieso. Ella, tan discreta, tan auténtica. Un ejemplo de lo que significa representar a una institución con clase.
Y claro, hablando de la Reina Sofía, no puedo evitar mencionar al otro protagonista de la semana: el rey Juan Carlos. Que ahora pretende reconciliarse con nosotros a golpe de libro. ¡Ay, qué ironía! Titularlo «Reconciliación» cuando lo que ha conseguido es que el pueblo se aleje aún más. Un insulto a la inteligencia colectiva. Parece olvidar que lo que hizo está muy mal hecho, y que si no ha sido juzgado es por esa inviolabilidad que le protegía, no porque sus actos fueran ejemplares. Lo digo con pena, de verdad, porque está manchando el trabajo impecable que está haciendo su hijo Felipe VI, y sobre todo nuestra reina Letizia, que es una joya. Formada, elegante, siempre en su sitio. Y qué decir de Leonor, que está haciendo un papel ejemplarizante. ¡Menos mal que los actuales Reyes se han alejado de ese desastre!
"El Rey Juan Carlos está manchando el trabajo impecable que está haciendo su hijo Felipe VI, y sobre todo nuestra reina Letizia, que es una joya"
Y hablando de sorpresas, esta semana me he quedado perpleja al ver que el nuevo alcalde de Nueva York es musulmán. Pero el signo de los tiempos nos lleva por caminos insospechados. En el Reino Unido, la mayoría de las grandes ciudades tienen alcaldes musulmanes. Todo ello fruto de muchos años de inmigración, claro está. Pero como todo en la vida, cada acción tiene su reacción. Y ahora estamos viendo un renacer del cristianismo en Europa. El otro día me comentaban que en las iglesias del barrio de Salamanca y de Chamberí hay cada vez más gente joven. Parece que el cristianismo está experimentando un revival, como si de una colección vintage se tratara. Lo ideal, por supuesto, sería que todas las religiones convivieran en paz, como lo hicieron durante siglos en nuestro país. Toledo, sin ir más lejos, fue durante mucho tiempo un ejemplo de armonía entre cristianos, sefardíes y musulmanes. Pero por desgracia, el signo de los tiempos actuales no es el de la armonía.
Aun así, España sigue siendo un sitio magnífico para vivir. Nuestro país atrae a personas de todo el mundo que se establecen aquí por la calidad de vida que ofrecemos. Caminas por la calle y escuchas acentos de todo tipo. Y eso es una riqueza que no van a poder destruir ni los Koldos, ni los Ábalos, ni los Santos Cerdán, ni siquiera los Sánchez. Y para terminar, no puedo dejar de preguntarme: si el fiscal general del Estado no fue quien filtró la información sobre la pareja de nuestra presidenta Ayuso, ¿por qué desde la Fiscalía no se ha investigado quién lo hizo? Es curioso. Todos, cuando cambiamos de móvil, nos preocupamos muchísimo por migrar los datos del WhatsApp, del correo, de las fotos… Y me resulta harto surrealista que estos señores cambien de móvil y partan de cero, como si fueran monjes tibetanos en busca del desapego digital. Así que, queridos míos, buen fin de semana.