Crimen Arrieta

El turismo del morbo: puja por la villa donde murió Arrieta

El lugar en el que Daniel Sancho descuartizó al médico, el último punto

de atracción del tanatoturismo

Cabaña en la que Daniel Sancho descuartizó a Arrieta
Cabaña en la que Daniel Sancho descuartizó a ArrietaLR

Existen muchos tipos de turista. Está el mochilero, que es capaz de recorrer medio mundo gastando poco dinero; luego está el turista familiar, el de niños y pulserita de todo incluido, que se enroca durante diez días en un resort caribeño y no sale de allí ni aunque les rodee un incendio; y claro está, el turismo de lujo, donde por una habitación sobre el mar en, por ejemplo, las Maldivas, donde dispondrán de chef privado las 24 horas, se pueden pagar hasta 15.000 euros por una noche.

Pero existe otro tipo de turismo muy extraño, llamado oscuro, que se dedica a visitar lugares relacionados con la muerte y que también mueve mucho dinero. Por ejemplo, cada año la ciudad ucraniana de Prípiat, donde está la planta nuclear de Chernóbil, recibe a unos 100.000 visitantes. El auge de este turismo permite que en Sarajevo los clientes del «War Hostel» puedan pernoctar sobre colchones destrozados como lo hizo parte de la población que durante la guerra de los Balcanes trató de escapar de aquella cruenta escabechina.

Chernóbil, 28 años después, a vista de dron
Chernóbil, 28 años después, a vista de dronlarazon

Otro ejemplo claro del «dark tourism» tiene que ver con la ciudad japonesa de Fukushima y sus alrededores, donde los visitantes acceden a las zonas que fueron abandonadas por sus dueños durante aquella terrible alerta nuclear tras el violento tsunami que arrasó parte de la costa este de la isla nipona de Honshu.

En Tailandia también existen lugares donde las hordas de buscadores de drama se acercan sin remisión. Y para esta fuente de ingresos, la cueva de Tham Luang, donde quedaron atrapados doce niños tailandeses, es otra muestra de ello.

Aunque ahora Tailandia se enfrenta a que una de sus joyas de la corona, la fastuosa isla de Phangan, se convierta en lugar de peregrinación, sobre todo de turistas de habla hispana. ¿Las razones? El asesinato y descuartizamiento de Edwin Arrieta a manos de su amigo Daniel Sancho.

Daniel Sancho durante la recreación del crimen de Edwin Arrieta
Daniel Sancho durante la recreación del crimen de Edwin ArrietaAntena 3

Sito y María son una pareja de salmantinos que llevan meses estudiando cómo conseguir pasar varias noches en la misma villa donde se produjeron los hechos. Ambos han pedido las vacaciones en sus trabajos durante el mes de agosto y ya han contactado con el hotel, que le ha puesto impedimentos a su sueño: «Lo normal es alquilar por internet o vía agencia, que suele ser más barato».

No quieren ni hablar de ello

Pero la razón de enviarles un email directamente es porque «no queremos recorrernos medio mundo y acabar en una villa que no sea donde Daniel mató a Edwin», me comenta María. Cuando le dijeron directamente qué villa deseaban, dejaron de contestar a sus correos. En el caso de esta pareja no son los clásicos que utilizan el turismo oscuro de forma habitual. De hecho, el año pasado estuvieron en Lanzarote y el anterior recorrieron el norte de Portugal. Eso sí, hace dos se acercaron a Auschwitz.

Esta práctica, también denominada tanatoturismo, será la que utilizarán todos los curiosos que deseen recrear, aunque le suene a exageración, la supuesta pelea y descuartizamiento de Edwin a manos de Sancho.

Daniel Sancho durante la recreación del crimen de Edwin Arrieta
Daniel Sancho durante la recreación del crimen de Edwin ArrietaAntena 3

Además, podrán dormir en la misma cama y hacerse todas las fotos que deseen para subirlas a sus redes sociales, desembocadura natural de todo este asunto que pareciera algo lisérgico. Al ponerme en contacto con el hotel Haad Salad Villa, la señora que me atiende maneja una conversación genuflexa conmigo hasta que le pregunto cuánto costaría dormir en la villa de marras. Como a Sito y a María, la conversación queda fulminada.

Al bungaló de 110 metros cuadrados y piscina y jardín privado le hicieron un exorcismo budista con la idea de alejar fantasmas y a turistas sin escrúpulos.