
Opinión
"Me gusta cuando callas..."
La Bego cree que calladito está más guapo

Dijo Jean Reno en “El hormiguero” que lo primero que hace al llegar a España es “comer jamón, beber vino tinto y mirar a las mujeres”. Esto último es el cruel destino del vejestorio: se mira pero no se toca, tío. Contemplar: el pobre gozo del viejo sentado ante la pasarela lujuriosa del verano. Hasta ahí llegamos, Jean. El Apolo de la Moncloa no es aún viejo, ni mucho menos, pero vive últimamente instalado en modo contemplativo: lleva muchos días en silencio, o sea, sin hablarse con los medios, como novio enfurruñado con la novia fría y desdeñosa que le regatea el cariño, los abrazos y el sexo oral que Él cree merecer. Cada día le confiesa a su terapeuta Bolaños, cuentan, su convicción de que la prensa le odia más que ayer pero menos que mañana: ya no podemos contar ni con “El País”, Félix.
La Bego cree que calladito está más guapo
Parece que aquellos cinco días de reflexión le supieron a poco y, según mis fuentes y chorros de la Moncloa, ahora proyecta un largo periodo de ensimismamiento y apagón explicativo que empalmará con las vacaciones. Incluso es posible que viaje al Tibet para hacer yoga y meditación trascendental, encontrarse a sí mismo y darse un consolador abrazo. Dicen los hermeneutas de LA RAZÓN que prepara en silencio un golpe maquiavélico. Leo: “La ponencia del TC bendice la amnistía pero deja en vilo a Puigdemont”. Ahí está la clave: mantener al Puchi en vilo y en Waterloo, en su jaula de oro. El Apolo no se fía de lo que pueda hacer el pájaro cuando, totalmente amnistiado, vuele en libertad. ¿Y si le gusta el nuevo peinado de Feijóo y se pasa al pulpo a feira? Mientras, la Bego le recita con Bolaños a la lira: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente…” Cree que calladito está más guapo.
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