Poder
Christian Lindner: el ministro alemán que lava su Porsche a mano
El nuevo responsable de las finanzas alemanas sale con una mujer con curvas de infarto y le gusta el tabaco cubano
El nuevo ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, no es un desconocido en el país ni en el papel cuché germano, ya que es presidente del Partido Democrático Libre (FDP) desde 2013. Tiene 42 años y estudió Administración Estatal y Filosofía después de negarse a hacer el servicio militar. Más tarde, arrepentido de su decisión, se presentó como voluntario para la reserva del Ejército y hoy tiene el grado militar de Mayor. El hombre que ha llegado a un Ministerio resentido por la crisis del Covid anunciando recortes y repitiendo el mantra de la austeridad, que también quiere llevar de nuevo a Europa, aseguró en 2019 a la revista «Stern» que cada sábado lava su Porsche a mano para que no se le estropee la pintura y que en su tiempo libre compra carne y tabaco cubano. Interesante, siendo un ultraliberal anticomunista.
Y porque lo privado es político, las relaciones de Lindner son el mejor ejemplo de que la política, los lobys y los medios de comunicación viven relaciones incestuosas al más alto nivel. En abril de 2018 llegaba la noticia de la separación desu esposa, Dagmar Rosefeld, que hoy tiene 47 años y de la que oficialmente se divorció en 2020. Rosefeld es desde 2019 la redactora jefe de «Die Welt» y desde diciembre de la edición dominical «Die Welt am Sonntag». Tres meses después se le relacionaba con su actual novia de 32, Franca Lehfeldt. La reportera de la cadena de televisión RTL se casará con Lindner, anunciaron ambos a finales de octubre. Lehfeldt no es un apellido cualquiera: ha acompañado la gira electoral del candidato de la Unión Armin Laschet de los cristianodemócratas de la CDU, entrevistándole varias veces en directo. Muchos se preguntan en Berlín cómo van a hacer Christian y Franca para separar el trabajo y la vida privada.
Que Lehfeldt sea diez años más joven que él y pudiera ser «top model» no tiene por qué asombrar a nadie, sin embargo, es relevante porque el partido FDP parece haberse quedado atrás en todo lo que a la igualdad de sexos se refiere. Incluso la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD) tiene más mujeres en la dirección del partido que los liberales alemanes. Solo uno de cada cinco miembros es mujer y han estado en contra de las cuotas de mujeres en la dirección de empresas, así como de partidos, por lo que no tienen nada parecido en sus estatutos. Lindner es un Chicago-oldschool-boy que gusta de lucir relojes Rolex. Una forma de hacer política diferente a la de la canciller saliente Merkel con sus Boccia de menos de 100 euros: un símbolo del mensaje la austeridad, sí, pero para los otros. Lindner puede permitirse estos y otros lujos porque junto a su salario de diputado, que son más de 10.000 euros al mes, y que ha cobrado desde 2009 a 2012 (cuando el partido no entró en el parlamento) y de nuevo desde 2017, es uno de los políticos con otros ingresos más altos. Según el diario «Süddeutsche Zeitung», habría ganado unos 420.000 euros dando charlas en la última legislatura. Además, los diputados tienen dietas de casi 5.000 euros al mes y unos 12.000 euros para contratar personal. Como ministro se podrá permitir una boda a la altura de Franca y tener hijos, un deseo que expresó a la revista «Bunte», ya que le suben el sueldo a unos 20.000 euros al mes.
Su novia, centro de atención
Que Lindner hoy sea ministro de Finanzas podría agradecerlo su partido a la pandemia, ya que tras la crisis de Lehmann Brothers y el rescate de los bancos alemanes, buena parte de su electorado se marchó a votar a otras opciones tras constatar que la máxima de que el mercado se regula por sí mismo volvía a fallar. Su novia Franca, que por su belleza la revista del corazón «Bunte» asegura que le roba protagonismo al jefe, aparecía en una foto este jueves sin mascarilla dentro del Bundestag, a pesar de que es obligatoria. Lindner y su FDP han estado criticando las normas de contención de la pandemia por exageradas y dañinas para la economía. Razón no le ha faltado en muchos casos, pero nada más entrar en el gobierno, han comenzado a dar marcha atrás y a desdecirse de varias acusaciones que hacían al gobierno de la Gran Coalición por «recortar libertades».
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