La crónica de Amilibia
No sabemos si Sánchez tiene un plan B
Laura Pausini le confesó a Pablo Motos que tenía un plan B por si no llegaba a triunfar en la canción: se habría dedicado a la cerámica, porque ella, confesó, es maestra alfarera y ceramista. Dicen que, después de ver a Laura en «El Hormiguero», el presi, sumido en profundas meditaciones, le preguntó a Bolaños: «¿Tú crees, Félix, que yo podría ser maestro alfarero?». «Tú puedes ser lo que quieras, presidente—le respondió Bolaños—, pero yo te veo más sustituyendo a Isabel Preysler en Porcelanosa que de ceramista».
No sabemos si Él tiene un plan B para cuando deje la Moncloa, en el caso de que no invente algo, como Putin o Maduro, para quedarse hasta 2040 o así. Felipe González pasó de la «Bodeguiya» a los bonsáis. Zapatero, de inspector de nubes tumbado en una hamaca a asesor de Maduro, que le puso tumbona en Isla Margarita. Aznar pudo haber puesto un gimnasio especializado en pectorales, pero descubrió que se ganaba más con las conferencias. Y qué decir de Rajoy, que, con más tiempo para leer, sumó al «Marca» el «As» y «Mundo Deportivo».
Pero, ¿qué futuro profesional proyecta nuestro presi? Si la serie televisiva sobre su vida tuviera éxito, puede que profesionalice su carrera de actor para explotar su galanura, pero más en plan telenovela venezolana (guión de Boris Izaguirre) que como serial catastrofista, que le recordaría demasiado a su presidencia. Y está la opción literaria: tras el éxito de «Manual de resistencia», podría publicar «Manual de resistencia 2», «Manual de resistencia 3», «Manual de resistencia 4» y muchos más: todo lo que aguantara Irene Lozano de negra ilustre y resignada. Y no desechemos el aeromodelismo, por aquello de la nostalgia del Falcon.
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