Cargando...

Madera de estrella

Carmen (Jr.) Thyssen: el triunfo de la heredera

La hija de la Baronesa Thyssen eclipsó, sin quererlo, a Victoria Federica

Carmen Thyssen Jr., junto a su madre, Carmen Cervera Gtres

Durante años, el nombre Thyssen ha sido un símbolo de elegancia, arte y poder cultural, forjado no solo por las colecciones inmensas y los museos, sino también por la baronesa Tita Cervera, una figura omnipresente en los círculos artísticos y sociales. Ahora, la nueva generación comienza a ocupar su lugar bajo los focos, y Carmen (gemela de su hermana Sabina, que sigue en el anonimato y ajena a asistir sin su madre a actos públicos) con apenas 19 años, ha dado un paso hacia el protagonismo dejando claro que tiene madera de estrella.

La ocasión: la gala Gen ¡H!, Iconos de una Generación, organizada por la revista ¡Hola! en el Hipódromo de Madrid, un evento de esos que conjugan sociedad, moda y cultura en dosis generosas. Allí estaba Victoria Federica de Marichalar, premiada por estilo y talento, segura, luminosa y rodeada de expectación. Y allí estaba Carmen Thyssen, recogiendo el premio Nueva Generación en el Arte, vestida con un espectacular vestido amarillo mantequilla de seda con inspiración lencera, escote asimétrico y cola dorada emergiendo del hombro, imagen perfecta para una portada.

La tensión elegante entre ambas fue palpable: Victoria Federica, con un dos piezas plateado ornamentado, bordados tipo paisley y detalles de lentejuelas negras que resonaban glamour aristocrático; Carmen, con una presencia más madura, una compostura sofisticada, como si llevara años marchando sola bajo los flashes, «eclipsó» sin querer a Victoria de Marichalar –en el sentido más periodístico y glamuroso–: no por opacar, sino porque en esa noche particular su estilo, su presencia y la narrativa construida alrededor («la heredera Thyssen») captaron el interés y los titulares de los medios con una fuerza inesperada para alguien tan joven.

Porque no bastó con ganar un premio: Carmen demostró que hoy, ahora, tiene algo más que sangre noble: tiene voz, tiene mirada, tiene un estilo que no parece aprendido, sino vivido. Victoria Federica, siempre segura, siempre elegante, fue excelente. Pero Carmen hizo que la elegancia se sintiera menos una etiqueta heredada y más una forma de ser, un manifiesto de quien sabe ya lo que quiere. Y es interesante pensar que, sin necesidad de estridencias, lo logrado fue potente: que en una gala tan repleta de rostros jóvenes, influencers, figuras públicas, rostros de moda, Carmen se impusiera, no por volumen de prensa o provocaciones, sino por armonía estética, por presencia medida, por elegancia sutil. Así, aquella noche, Carmen Thyssen no solo recogió un galardón: recogió un papel nuevo, el de protagonista emergente. El relevo de Tita, promete.