El diario de Amilibia | Qué bien: vamos a jugar a las cartas

Ya avisó Él que «esto va para largo», así que nada como animar las largas sobremesas agosteñas jugando a las cartas en el chiringuito nacional. Pero no juegan al mus o al tute: se escriben. Es el recurso viejuno de los políticos para visibilizar su rectitud o su vileza de forma diplomática. Alberto Núñez-Feijóo le escribe a Pedro Sánchez para desbloquear la cosa, y Él le responde, arrogante, que si quiere hablar que se ponga a la cola, o sea, bájate del púlpito y del pulpito, gallego, que para mí sólo eres un perdedor, y no vuelvas a repetirme lo de «la lista más votada» porque aquí la única lista es la Yoli y para listo y chulo, yo. Algo así.

Él ha rechazado tantas veces la mano tendida de Feijóo que éste, mosqueado, se la está haciendo mirar por si tiene alguna enfermedad infecto-contagiosa o la diestra se le ha transformado sin advertirlo en la de Freddie Krueger con afiladas cuchillas en los dedos. Para no perder comba, también ERC se ha apuntado a los juegos de cartas y le ha escrito a Junts para sumar esfuerzos: «Si todos remamos en la misma dirección somos más fuertes», dicen Pere Aragonès, Junqueras, Marta Rovira y Rufián, los abajo firmantes. Claro, si todos reman juntos son capaces de ganar en las regatas a los reyes Felipe VI y a Juan Carlos I e incluso de llegar en patera a la playa de Madrid para hacerse un selfi con Isabel Díaz Ayuso en bikini. Sólo falta que Arnaldo Otegi le escriba cartas a Puchi para sumarlo al bloque progresista y remero, pero éstas ya serían cartas de amor.