Rafael Martínez-Simancas: «He mezclado la ''quimio'' y el humor»

–«Sótano octavo». Suena a película de terror...

–Hay terror en ese sótano. Y soledad, y tristeza, y dolor, y nadie puede bajar a por ti. Se llora mucho en ese sótano.

–Lo conoció cuando le dijeron que tenía cáncer. ¿Ya salió de él?

–Creo que sí. Se sale con una fe: la confianza en el médico.

–Me imagino que ahora ve la vida de otra manera...

–La veo y la vivo más lenta, con más ganas de estar con los amigos y de comer despacio, de ir a mi tierra... ¿Sabe?, la «quimio» te cambia los sabores.

–¿Cómo se espantan los miedos?

–Confiando en la ciencia y pensando que hay salida. Ya no pregunto al doctor Canales si me voy a morir. Pregunto: ¿y eso tiene solución?

–En su libro hay mucho humor...

–He mezclado la «quimio» con el sentido del humor. Así se suaviza todo.

–Soy amigo suyo. ¿Qué no debo preguntarle?

–¿Qué tal llevas los vómitos? Odio esa pregunta.

–Ha pasado por seis sesiones de quimioterapia y cinco quirófanos. Ya sólo le falta que el Atleti no gane la liga...

–No, eso no. Ganaremos. Este año seremos campeones.

–¿Llegó a pensar que al fin y al cabo morirse no es para tanto?

–Sí, lo llegué a pensar. Y es un pensamiento que da cierta serenidad.

–Pasar del llanto a la sonrisa tiene que ver con...

–La inteligencia. La mayoría se queda en el llanto y la resignación. La resignación es lo peor. Yo no me resigno, nunca me resignaré, creo.

–¿Ya no se pregunta «por qué yo, por qué a mí»?

–No. Ya sé la respuesta: porque te toca. Te sale la bola negra y ya está, te ha tocado a ti. Quejarse es inútil, pero el llanto alivia.

–Es un no creyente que ahora ve ángeles. ¿También ha visto demonios?

–No, sólo ángeles. Paradoja: no soy creyente, pero sí practicante. Me hice amigo del cura de La Paz, Manuel Chaves, y voy a sus misas.

–¿En qué cree ahora que antes no creía?

–En el doctor Canales, en la Sanidad pública madrileña y en que de ésta se sale. Ah, y en el padre Chaves. Hablamos del Evangelio del día.

–A este paso, le veo en Lourdes...