Relación
Ortega Cano se juega su matrimonio con Ana María Aldón a una sola carta
La pareja está pasando por un momento complicado
Lágrimas que ocultan verdades, ataques de ansiedad del todo significativos, reacciones bruscas, e inesperadas, con los periodistas… Algo se cuece en el matrimonio de José Ortega Cano y Ana María Aldón. Y no es nada bueno.
El torero desoye la llamadas de “auxilio” de su esposa, no le da el sitio que le pide en su vida.
Rocío, siempre Rocío, se interpone entre ambos, la Jurado, aseguró José hace unos meses, “es el gran amor de mi vida”, y Ana sufre las consecuencias. No encuentra su lugar, ama a su marido pero no le tiene como a ella le gustaría. Y ha explotado. Lo malo es que lo hace en directo, en su programa “Viva la vida”, se abre en canal ante cientos de miles de españoles, quiere una vida menos monótona, acabar con tanta rutina… Ortega calla, no reacciona ante la evidencia, hace oídos sordos a las peticiones de la madre de su hijo José María, el menor de la familia.
Una fuente cercana a la sanluqueña clarifica para nuestro periódico la situación: “A Ana no se le pasa, de momento, separarse, pero la situación le está afectando demasiado, y si las cosas no cambian, por el bien del matrimonio, la situación puede revertir para mal. Y ni el hijo que tienen en común sería un aliciente lo suficientemente sólido para mantenerles unidos.”
Pero desde el lado contrario surgen voces que recuerdan a la frutera reconvertida en diseñadora y tertuliana de televisión, que “ella se casó sabiendo que lo hacía con un hombre mucho mayor, no le puede exigir que le siga la “marcha”, además, estamos ante una persona con problemas de corazón, al que los médicos recomiendan que lleve un vida tranquila, y que está recibiendo demasiadas críticas desde cierto programa de televisión y desprecios por parte de los “rociistas” y de la propia Rocío Carrasco. A José le duele en el alma que la hija de la que fuera su primera esposa le haya apartado del proyecto del museo que Chipiona dedicará a Rocío Jurado. Es una decisión que conlleva mucha mala leche. Ya no puede aguantar más el acoso de los periodistas. Por eso tuvo tan mala reacción cuando hace unos días le preguntaron si su matrimonio vive una crisis. Tanto desafuero le va a afectar a sus dolencias cardiacas…”
Los hermanos del torero se sienten preocupados por la situación, pero prefieren mantenerse al margen… de momento. Tan solo Conchi, una segunda madre para José, declara que “cualquier cosa que le haga daño a mi hermano, me lo hace a mí”. Y se nota por dónde van los tiros. Directamente al corazón de Aldón, quien, parece ser que nunca ha sido santo de loa devoción de los Ortega Cano.
Ella misma reconoce que “mis comienzos junto a mi marido fueron muy duros”, y es que en aquellos inicios se la tachó de “oportunista”, dando a entender que su mayor intención era aprovecharse de la fama del diestro.
Hoy, surgen voces que vaticinan un divorcio. Ella lo niega, en su interior quedan, a pesar de la falta de reacción “maridal” , fuertes sentimientos hacia Ortega, pro dese Jorge Javier Vázquez a Diego Arrabal están convencidos de que ese matrimonio acabará cada uno por su lado.
Ana no calla, desata de nuevo las alarmas. El pasado sábado fue clara y rotunda en conversación en directo con Emma García, ataque de ansiedad y lágrimas de por medio: “mi marido no comenta nada sobre acabar con la rutina, cuando llego a casa no me dice nada. Esperaba una reacción pero no hay respuestas. Hablamos de todo, pero de eso no”.
A Ortega le molesta muchísimo que su mujer airee en televisión situaciones íntimas y que no deberían salir de casa. Igual piensan su hija Gloria Camila, su cuñada Rosa Benito y la nieta de la Jurado, Rocío Flores. Todas abogan por arreglar las posibles diferencias conyugales entre las cuatro paredes del chalet familiar de Fuente del Fresno.
Pero Aldón hace caso omiso a esos consejos, y empeora una situación que ya de por sí es problemática.
Cuando se le pregunta a la sanluqueña como le afecta todo esto, que tal se encuentra, ofrece una simple respuesta: “Estoy, que no es poco.” ¿Qué esconde tan escueta contestación? ¿Miente cuando asegura que “no me voy a separar”?
Quizá espera todavía que José ponga de su parte para salvar esta especie de crisis que a Ana le trae por el camino de la amargura. Porque a su marido hasta le molesta que ella se vaya a cenar con sus compañeros de plató cuando acaba el programa. Celos infundados.
Eso sí, el cariño sigue vivo, la tertuliana así lo pregona: “José es muy buena persona, le quiero, pero en mi matrimonio solo caben dos personas, estoy harta de que todos opinen sin fundamentos, soy yo la que está capacitada para gestionarlo.” Aviso para navegantes, para aquellos que hablan sin parar como si estuvieran dentro de la mente de los protagonistas de este reportaje.
Pero bien es verdad que Ana María Aldón ya no es la mujer que aceptaba sin poner pegas su papel de segundona tras la aureola de José Ortega Cano. Al igual que ocurrió con su cuñada Rosa Benito, cuando ganó “Supervivientes”, abandona la ¨sumisión” y pide el lugar que se merece en el universo familiar. Ya veremos si este culebrón acaba en concordia o en discordia. Puede que el torero se juegue el futuro de su matrimonio a una sola carta, la de la comprensión y el respeto a las aspiraciones vitales de la madre de su hijo.
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