¿Quién no ha paseado alguna vez por un supermercado y ha visto un bote de espárragos o de mermelada… y se ha enamorado más del tarro que de su contenido? A la hora de enfrentarse al dilema de si comprarlo o no, hay quién es capaz de soportar la tensación… y hay quién simplemente no puede contenerse. Si tú formas parte del segundo grupo, ahora tendrás en case un bote precioso. Pero que tendrás que vaciar y que luego tendrás que limpiar. Y la parte más complicada de limpiar un tarro de cristal es quitar las pegatinas de la marca.

¿Existe un método 100% efectivo?

El gran problema de las etiquetas de los tarros de vidrio es que el pegamento que las sujeta es muy, muy pegajoso. Y suele ser realmente difícil retirarlo por completo. Sí que conseguimos quitar parte del adhesivo, pero si no sabemos cómo debemos hacerlo... lo normal es que acabemos con las uñas pringosas y doloridas, con un papel triturado y con un “parche” pegajoso en la superficie del tarro.

Lo primero que debemos probar es mojar la etiqueta con alcohol. Antes si quiera de haber empezado a rascar. Cualquier cosa con un alto porcentaje de alcohol, como el metanol, isopropanol o el quitaesmalte, funcionará de manera efectiva a la hora de eliminar cualquier zona pegajosa que quede tras quitar las etiquetas y los adhesivos. Empape un trapo con alguno de los alcoholes anteriormente citados y frote la mancha pegajosa hasta que desaparezca.

Sumergir el tarro en agua hirviendo con jabón durante unos cuantos minutos suele ser el método más efectivo de todos a la hora de hacer que se disuelva el pegamento. En su defecto, también podemos utilizar una esponja para humedecerla, pero no es tan efectivo como tenerlo un rato en agua caliente.

Y el calor no es el único método efectivo para retirar la pegatina.... congelarlas también funciona. Si colocamos un frasco en el congelador durante unas pocas horas… la etiqueta se desprenderá fácilmente. Aunque -eso sí- asegúrate de no dejar la tapa puesta, porque las bajas temperaturas podrían hacer que la rosca se atascase. Por lo mismo, también debemos vaciar el contenido del tarro antes de meterlo en el congelador, porque puede llegar a explotar.

Si no hemos conseguido retirar el adhesivo con ninguno de los métodos anteriores, quizás la solución para nosotros sea una mezcla de bicarbonato de sodio y aceite de oliva, a partes iguales. Unos 15 minutos en contacto con la etiqueta son suficientes para que el papel se ablande y el pegamento se separe. Por último, frota con un estropajo para ver cómo desaparece por completo.

Como has podido observar, existen varias formas de eliminar las etiquetas y las zonas pegajosas que quedan en nuestros objetos de vidrio. Y aunque no todos estos métodos tienen una tasa de éxito del 100%, la combinación de varios de ellos puede ser nuestra mejor opción para deshacernos de una vez por todas de esta pegatina tan pesada.