Consumo
¿Por qué los supermercados no tienen ventanas?
Las grandes superficies han invertido mucho tiempo y recursos en estudiar el comportamiento de los clientes, para anticipar y controlar (en la medida de lo posible) sus decisiones de compra
Desde que los mecanismos que guían las decisiones humanas son objeto de estudio, las grandes cadenas de distribución minorista las han estudiado para tratar de sacar un beneficio económico. Los supermercados han invertido mucho tiempo, dinero y esfuerzo en desarrollarestrategias psicológicas para aumentar sus ventas. Se sirven de nuestros sesgos cognitivos y de nuestra respuesta instintiva ante ciertos estímulos para guiarnos a través de sus establecimientos… y que acabemos comprando más de la cuenta. Y es que somos mucho más sugestionables de lo que solemos pensar.
Estrategias psicológicas para el consumismo
¿Quién no ha entrado al supermercado con la intención de comprar leche, pan y jabón... y ha salido 20 minutos más tarde con cuatro productos más en el carrito? Es algo que ocurre con muchísima frecuencia. De hecho, los expertos sostienen que una parte importante de la cesta de la compra del consumidor medio son cosas que nunca tuvimos intención de comprar en un primer momento. Unas cifras que se elevan bastante -además- si hacemos la compra en pareja o en familia.
Hay muchos trucos y estrategias psicológicas que estos establecimientos utilizan para “seducirnos”, como colocar muchos nueves en los precios para que parezcan más baratos, poner a disposición de los clientes carros muy grandes para que nos sintamos tentados de llenarlo, distribuir los productos más solicitados en diferentes puntos del establecimiento, etc. De todos estos trucos, hay uno del que seguramente ya te habrás dado cuenta… pero al que seguramente no hayas sido capaz de dar una explicación:
¿Por qué no hay ventanas en los supermercados?
Como ya hemos explicado, los expertos en marketing de las grandes superficies han invertido mucho tiempo y recursos en estudiar el comportamiento de los clientes, para anticipar y controlar (en la medida de lo posible) sus decisiones de compra. Estos establecimientos lo tienen todo escrupulosamente controlado y no hay manera que se les haya pasado por alto algo tan evidente como esto... y si los supermercados no tienen ventanas es porque hay una razón poderosa para ello:
La luz solar varía a lo largo del día. Por eso, si eliminan estos cambios lumínicos de la ecuación, las tiendas pueden mantener a sus clientes en un limbo ilusorio donde el tiempo ha quedado suspendido y donde no es necesario darse prisa por hacer la compra. Y cuanto más tiempo pase un cliente en la tienda, será más probable que gaste más dinero en comprar cosas que no necesita.
Esto lo hemos experimentado todos, porque es bastante común que salgamos del supermercado y nos encontremos con que ya es de noche. Si hubiéramos tenido acceso a una ventana y hubiésemos visto cómo estaba anocheciendo… nos habríamos dado mucha más prisa en hacer la compra. Y seguramente habríamos gastado mucho menos dinero.
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