Málaga

Kiki sedado en la UCI por una fuerte neumonía

La Razón
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Francisco Jesús Arroyo «Kiki» es toda una institución en el mundo del toro. Es fácil reconocerle siempre a la vera de su matador en funciones: José Tomás. Desde la sombra de su tarea como ayuda de espadas del torero más relevante de los últimos tiempos, se le viene a uno la imagen clara siempre junto al matador: dentro y fuera del ruedo. Entrega absoluta. No se separó ni un momento de José Tomás cuando le dieron la última cornada y quizá la más grave de todas las que lleva, al menos por la vital importancia del momento. La brutal cornada de José Tomás en la mexicana plaza de Aguascalientes, el pasado 24 de abril, ha dado la vuelta al mundo. Lo que apenas ha trascendido es que a la vuelta de México, una vez que al torero de Galapagar le dieron el alta hospitalaria y pudo viajar a España, fue Kiki quien comenzó a sentirse mal. Una visita médica le diagnosticó una preocupante neumonía, que llegó a tal punto que tuvo que ser ingresado y sedado por los dolores.

Tres semanas ingresadoHace casi veinte días que permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital de Mostolés (Madrid), con un estado complicado y a la espera de que recupere fuerzas para que los médicos puedan retirarle la sedación y ver cómo responde su cuerpo. Las últimas informaciones que arrojan las fuentes médicas del hospital nos hacen mirar el futuro con optimismo y confiar en la buena evolución.

El cariño y el respeto Kiki, de 32 años, ejerce de ayuda de espadas de José Tomás desde que comenzó la trayectoria del afamado torero. Nunca se deshizo la relación profesional, y mucho menos la amistad que les une. Esta semana, el propio José Tomás se desplazó desde su casa de Estepona, en la provincia de Málaga, hasta el hospital para verle: lo hizo ayudado por su andador. Habrá que esperar a que pasen estos días para ver la evolución de Kiki, que ha sabido ganarse en todos estos años el cariño y el respeto de la profesión, que está pendiente de que su evolución sea satisfactoria para poderle ver de nuevo dentro del callejón.