España
Casa do Terreiro do Poço entre viñas y mármol
Existe un grupo de alojamientos, bajo el paraguas turístico de Solares do Portugal, donde se encuentran algunos de los establecimientos con más encanto del país vecino. Se trata de un selecto club, con altos standards de calidad, en el que antiguos palacios, fincas, casas y heredades, ahora reconvertidos en hoteles, ofrecen al huésped la singularidad de un entorno sin par
Junto al incuestionable encanto de los muros donde nos vamos a alojar (algunos con una historia digna de ser conocida) hay que unir el trato familiar, distinguido, refinado y cuidado que en todo momento recibiremos.
En este caso quiero referirme a uno de ellos: Casa do Terreiro do Poço (www.casadoterreirodopoco.com). Situado en el pueblo de Borba, famoso por su producción de vinos, encontramos esta gran casa alentejana impregnada por los gustos decorativos de sus propietarios (Rita y Joâo Cavaleiro Ferreiro).
La extraordinaria labor de recuperación y rehabilitación de esta casona, situada en plena Rua dos Antiquarios, ha conseguido conjugar a las mil maravillas el concepto de la típica decoración autóctona (aperos de labranza, paredes encaladas, patios empedrados, tinajas…) con ornamentos orientales, testimonios del cariño que tanto Rita como Joâo tienen por algunos países del sureste asiático, como Indonesia.
Pernoctar en este hotel (también incluido en el paraguas turístico de Rusticae -www.rusticae.es-, un club de calidad, con más de 200 hoteles de España, Portugal y Marruecos) es valorar la singularidad del lugar y del servicio.
La atmósfera resulta realmente inigualable, consiguiendo que la estancia sea algo especial. No son pocos, dicho sea de paso, los que repiten tras disfrutar de las posibilidades relajantes del lugar. Y es que quien se encuentre agobiado por el stress del trabajo diario, o por las preocupaciones que las dificultades del día a día originan, tienen en Borba y en Caso do Terreiro do Poço, un eficaz antídoto contra ese pequeño mar de ansiedades e intranquilidades que el moderno ritmo de vida lleva consigo.
No debemos olvidar que estamos, además, en un relevante centro neurálgico del Alentejo. Borba es famosa por sus canteras de mármol y por su excepcional vino.
Así es, junto a otras ciudades como las cercanas Villa Viçosa y Estremoz (también visitas obligadas de nuestro periplo viajero), nos situamos en plena ruta del mármol, repleta de canteras que exportan prácticamente a todos los rincones del mundo.
Sin embargo, por lo que se conoce más a Borba es por su vino, indiscutible sinónimo de calidad. Parece casi inexcusable entrar en alguna de sus bodegas («adegas») y disfrutar de esta centenaria cultura vitivinícola. Aquí se entiende vinos y se elaboran extraordinarios caldos (tintos, blancos y rosados), siendo muchos de ellos reconocidos mundialmente en certámenes y concursos.
A todo ello debemos unir otro sinfín de posibilidades, como un turismo histórico alrededor de Borba, un turismo gastronómico para degustar la acreditada cocina alentejana, o visitar la cercana, fronteriza y amurallada ciudad de Elvas, ideal para hacer nuestras compras.
En Casa do Terreiro do Poço predomina, como tiene que ser, el trato personalizado y cercano. Basta con sus nueve habitaciones, cada una decorada de una forma y con una personalidad propia. Particularmente recomendable es la conocida como Suite Real, con una sala contigua a la habitación, cercana a los ochenta metros cuadrados.
Si el calor aprieta un baño en la piscina es la elección perfecta, y si apreciamos la buena cocina, y queremos aprender más de este arte culinario, nada mejor que conocer las nuevas instalaciones de Casa do Terreiro do Poço. Una versátil ampliación de una antigua bodega permite ser utilizada para la realización de múltiples actividades: reuniones, seminarios, presentaciones, cursos de cocina, catas comentadas, etc. Un espacio sin igual donde disfrutaremos de la compañía de viejos toneles y tinas que antaño guardaban ese tesoro líquido tan apreciado.
Perderse por estas tierras es una forma también de conocer ese alma alentejana y, amén de inmejorables vinos y licores, degustar un buen «porco a la alentejana» (curiosamente, cocinado con almejas), una generosa ración de bacalao dorado, unas migas de la zona (que, aunque con ingredientes muy similares, poco tienen que ver con las que normalmente probamos), algún cordero a la brasa o sus extraordinarios embutidos, muchos de ellos ahumados. Todo ello por no citar sus postres («sobremesas»), de una variedad asombrosa.
La recomendación de Casa do Terreiro do Poço se hace casi obligada una vez se ha pernoctado en alguna de sus habitaciones. No hay, sin duda, mejor publicidad que narrar las sensaciones y experiencias de los huéspedes, oír sus opiniones y comentarios. Los míos están claros y quedan plasmadas en estos renglones.
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