Santander

Estamos en un Ay por José Ramón Pin Arboledas

La Razón
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Esta semana el Consejo de la UE decide si, para medir la solvencia de los bancos, computa la deuda soberana española a valor nominal o la devalúa entre el 5 y el 20%. El Gobierno español, dirigentes bancarios (del Santander y el Popular) y expertos económicos han denunciado la propuesta de devaluación como un atentado a la economía española y sus bancos. ¿Por qué quejarnos si nos rebajaran la deuda nacional y nos dieran dinero del Fondo de Rescate para recapitalizar los bancos?

Devaluar contablemente es peligroso. Nuestra banca tiene mucha deuda española y portuguesa y el cálculo devaluatorio la obligaría a buscar fondos, privados y públicos, para equilibrar sus balances. Los inversores privados, ante una menor imagen de solvencia, subirían el precio de sus aportaciones al capital, si las hacen, y las administraciones públicas reclamarían control. Además, la EBA (Autoridad Bancaria Europea), encima, propone un cálculo del ratio de capital del 9%, sustancialmente superior al de los últimos test de estrés. Ambas medidas contraen la capacidad crediticia.

Si una entidad financiera acepta la devaluación de la deuda soberana española, tendrá que dotar provisiones para compensar la pérdida del valor de sus activos; bajarían sus beneficios por acción y su posibilidad de retribuir capital; la cotización bursátil caería. Fatal para bancos que juegan a nivel internacional.

Hablando de banca europea: una sospecha. La devaluación segura del 50% de la deuda soberana griega a quien de verdad hace daño es a la banca francesa, cargada de ella, y, algo menos, a la alemana. ¿No será que Sarkozy no quiere que el resto de la banca europea esté en mejor posición que la francesa?

Además, la reducción del crédito atacaría el flujo económico. Menos transacciones, menos consumo y, por tanto, más paro. Por eso hay que oponerse. Claro, que a cambio de no aplicar la devaluación, la UE puede pedir más ajustes fiscales: subir impuestos, IVA, IRPF y sociedades, bajar costes sociales, reformar de verdad el mercado laboral y la Administración. No nos engañemos, todo ello es inevitable, lo pida o no la UE, porque lo exigen los mercados, que son implacables.

Hay que hacer mucho para salir de esta crisis. Pero no debemos devaluar nuestra deuda soberana. Por eso, hasta el miércoles, estamos en un ¡Ay!

José Ramón Pin Arboledas