Inmigración

El asunto de la inmigración es extraordinariamente serio y delicado... Por eso creo que los políticos, en su ansia permanente de conseguir votos, muchas veces juegan este partido con menos frialdad de la necesaria. Si atendemos exclusivamente a los sentimientos, como es inevitable al hablar de personas y más en la cercanía, inmediatamente nos sale la vena acogedora y pensamos en cómo vamos a dejar sin posibilidad y legalidad a tantas personas que malviven en sus lugares de origen, sólo porque no se hayan atenido a las normas establecidas. Y si tales personas, además, vienen cargadas con la responsabilidad que supone un hijo, parece de no tener corazón, el negarlas la posibilidad de tener la misma nacionalidad que sus vástagos adquieren sólo por el hecho de nacer en nuestro país. Sin embargo, es un arma de doble filo. En la desesperación, habrá familias que se queden en estado sólo para poder dar a luz en España y así conseguir que sus hijos sean españoles y ellos tengan la posibilidad de quedarse en nuestro país. Y lo cierto es que, en estos momentos, no estamos para recibir a cualquiera por mucho que lo deseemos. Necesitamos personas cualificadas y que puedan trabajar…Y no más gente dispuesta a engrosar las listas del paro. Los derechos de los españoles nacidos en esta tierra o en otras, pero que viven en España, tienen que ser defendidos tanto como los de los que pretenden serlo algún día. Y probablemente, los inmigrantes ya españoles que no pueden traer a España responsablemente a sus hijos, por problemas no legales sino económicos, serán los primeros en sentirse ofendidos.