España

El año en que Zapatero pasará el testigo

Si en 2010 se negó a sí mismo, 2011 traerá el nuevo relevo para el PSOE. Afrontará las reformas pendientes, pese al desgaste electoral 

Zapatero afronta un año decisivo
Zapatero afronta un año decisivolarazon

Ha pasado un año, el peor de su mandato, el más aciago, seguro, de su trayectoria política, el más infausto de cuantos haya vivido el PSOE en la última década. 2010 acabó, afortunadamente, para el presidente del Gobierno y para el socialismo que, sin duda, recordará este ejercicio como el año en que Zapatero se negó a sí mismo, enterró su proyecto político y puso a su partido al borde del abismo. No fue por decisión propia, sino arrastrado por las circunstancias, los mercados, la presión internacional y la ortodoxia europea.

Pero lo cierto es que José Luis Rodríguez Zapatero vivía feliz con su relativismo, su declarado optimismo antropológico y sus 3,8 puntos de ventaja sobre el PP en intención de voto, según el barómetro de enero de 2010 y, de repente… Davos. El Foro Económico Mundial y los gurús de la economía global pusieron a nuestro jefe de Gobierno frente al espejo de la realidad económica y advirtieron de los riesgos reales de la economía española y el lastre que ésta podría suponer para la eurozona.

Así que atrás quedaron las proclamas electoralistas como «la salida de la crisis será social o no será», «conmigo de presidente no habrá recortes sociales» o «con un Gobierno del PSOE no habrá congelación de pensiones». La oscuridad se cernió sobre España y a mitad de año el campeón de la socialdemocracia, el tótem de las políticas sociales, la igualdad y la protección tuvo que virar el rumbo, congelar pensiones, recortar salarios, eliminar ayudas a desempleados, acabar con cheques bebé, subir impuestos y abaratar, por decreto, el despido… Todo aquello de lo que un día abjuró fue incorporado a su nueva hoja de ruta que, semana tras semana , se veía alterada por las turbulencias financieras y los ataques especulativos.

«No le temblará el pulso»
Pero todo esto es ya historia y lo que toca ahora es saber cómo afrontan Zapatero y el PSOE 2011. «Con determinación y convencido de afrontar, cueste lo que cueste, las reformas ya emprendidas», responden en La Moncloa. En efecto, el presidente ha abrazado con entusiasmo la fe del converso y defiende más que nadie, en contra de lo dicho, la necesidad de afrontar con urgencia la revisión del sistema de pensiones, el desarrollo reglamentario de una reforma laboral que ya admite que se quedó corta y hasta la eliminación de duplicidades del modelo autonómico.

«No le temblará el pulso, se siente incombustible para afrontar un 2011 que será duro no sólo desde el punto de vista económico, sino también político», aseguran desde su núcleo duro. El presidente seguirá adelante porque con las decisiones que el Gobierno tome en los primeros meses del nuevo año «nos jugamos cómo será este país durante los próximos 30 años», llegó a decir hace apenas dos semanas.

¿Dispuesto pues a acabar de hacerse el harakiri? Sí, Zapatero es consciente de que la tormenta económica puede arreciar con mayor intensidad en el primer semestre del año, pero también de que desde la responsabilidad de Gobierno no puede dar un paso atrás. «Los intereses de España, por encima de los del partido», dijo en el último Comité Federal del PSOE para amargura de los barones que se juegan la gobernanza de sus territorios en las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo.

«Las reformas hay que hacerlas cuando tocan, y ahora tocan», le respondió al castellano-manchego, José María Barreda, en la última reunión de la dirección federal cuando éste se quejó de la falta de apoyo del Gobierno a las autonomías y del calendario previsto para la reforma del sistema de pensiones. La respuesta da una idea de la firmeza con la que el presidente afronta la recta final de una turbulenta legislatura en la que ha perdido credibilidad a chorros y apoyos electorales a mansalva.

Si el año 2010 empezó, como decía el CIS, con un PSOE casi cuatro puntos por encima del PP, 2011 se inaugura con una diferencia a favor de los de la gaviota de 17 puntos, según la última encuesta de NC Report para LA RAZÓN. Pero cuanto más adversas son éstas, dicen en la calle Ferraz, más convencido está el presidente de que hace lo que debe, por más que haya quien en su entorno le advierta de que para Mariano Rajoy es un sueño encontrar un presidente de izquierdas dispuesto al desgaste de decisiones impopulares como la extensión de la edad de jubilación, la pérdida de derechos laborales o la reducción del tiempo de la prestación por desempleo, que puede llegar más pronto que tarde.

En resumen, que el itinerario está claro: reducción del déficit, transformación de las cajas en bancos, reforma de las pensiones y reforma de la negociación colectiva. Todo ello con una convocatoria de huelga general anunciada por los sindicatos en plena precampaña de las elecciones autonómicas y locales y con el más sombrío de los panoramas electorales que pueda dibujar para el PSOE cualquier sondeo.

No al anticipo electoral
Mayo se leerá, quiera o no quiera el PSOE, en clave de generales y los primeros datos no apuntan bien para el partido de Zapatero. De ahí que haya voces que clamen por que el presidente despeje su horizonte político cuanto antes y diga si será o no candidato en 2012. Hay quien apuesta por que la decisión la hará pública en el primer trimestre de 2011, pero hablando de Zapatero, quién sabe. De lo único que en el PSOE están seguros es que no habrá elecciones anticipadas, en ningún caso.

El que anuncie antes o después de mayo su retirada –que parece más que segura– no dependerá de la economía, ni del resultado de las autonómicas, ni de criterios familiares, sino de los movimientos que detecte a favor de unas primarias en un partido poco acostumbrado al dedazo. Así que si 2010 fue el año en que Zapatero se negó a sí mismo; 2011 será el ejercicio en que podría pasar el testigo.