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La Razón
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Estoy deseando que lleguen las nueve y media de hoy para acudir a la sede PR-Noticias en el Edificio La Refinería, de la calle Marqués de Monteagudo, para asistir a las ponencias sobre «Retos y Oportunidades de la Comunicación en el Sector Salud», o sea la I Jornada de Comunicación y Salud, y así aprender gracias a Novartis y Bayer HealthCare de mis compañeros Sebastián Cebrián, Juan Blanco, Pedro Aparicio, Iñigo Lapetra, J. López Iglesias, Mildred Laya, José Romero, Isabel Perancho, C. López Lavid, Amparo Mira, Ana Céspedes, Eva Concha, Franck Scipion, Montserrat Tarrés, Jorge Losada, Jesús Garrido, Sergio Alonso y José Manuel Velasco.
Lo importante es que la concentración debe darnos luz a un objetivo fundamental, que coincidamos en la esencia de la comunicación para la salud que tiene como objetivo los ciudadanos sanos y potencialmente pacientes, pero que se trata de un plato que se tiene que servir de distinta manera según el medio que se emplea y a quién va dirigido.

De todas maneras lo mejor es un buen desayuno. Me viene a la memoria en ese sentido el trabajo de Kelloggs con su «Club del Desayuno» y su programa educativo que les ha llevado por insistir en esa pieza clave de la comunicación a publicar con el patrocinio de la Asociación Española de Pediatría el libro «Actividad Física, Deporte, Ejercicio y Salud en Niños y Adolescentes», que tiene por autores a los doctores Carlos Redondo, Luis Moreno Aznar y Miguel García Fuentes, coordinados por la profesora Marcela González Gross. Para que aprendamos que hasta hace unos pocos años, el hombre gastaba en actividad física más del 80 por ciento de la energía ingerida con los alimentos, cuestión que hoy no alcanza ni siquiera un 5 por ciento. Habrá que meterse en este lío de la prescripción que no pasa por la farmacia para evitar el síndrome metabólico, sobrepesos y obesidades, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Seguro.