Cesc la guinda del campeón

BARCELONA- Asentado en lo más alto del fútbol mundial, el Barcelona de Guardiola afronta su cuarto curso con el principal reto de mantener su hegemonía. Los contrarios le conocen cada vez más, su máximo rival es más fuerte que nunca y los ciclos no son eternos. Campones de Liga y «Champions», los azulgrana no sólo defenderán su trono, sino que afrontan una temporada sin tregua en la que lucharán por seis competiciones (Ya han ganado la primera, la Supercopa). Con la Eurocopa en el horizonte, el calendario está comprimido y la exigencia física será máxima.

Campeón de las tres últimas Ligas, Guardiola quiere emular a uno de sus maestros y conseguir cuatro títulos consecutivos por segunda vez en la historia del Barcelona. La única vez que eso ocurrió fue con el «Dream Team» de Johan Cruyff. El técnico ha mejorado aquel modelo y lo ha perfeccionado hasta tal punto que su equipo ha entrado en las quinielas para ser considerado el mejor de la historia. Y no sólo por los títulos que ha conseguido, sino por el juego que ha desplegado.

Una vez finalizada la pasada temporada, Guardiola tenía muy clara la plantilla que quería tener para intentar mantener el nivel de excelencia futbolística y también el grado de motivación de sus jugadores, uno de los principales problemas de cualquier equipo campeón durante tanto tiempo. Se reunió con Zubizarreta y se lo hizo saber. Dos meses después no se puede quejar. Volverá a trabajar con una plantilla corta, como le gusta, y con dos caras nuevas escogidas directamente por él: Alexis Sánchez y Cesc Fàbregas.

Desde su primer día, Guardiola se ha mantenido fiel a su esquema de juego y a sus ideas futbolísticas. Ha hecho cambios puntuales y ha introducido pequeñas variantes sobre el modelo inicial en función del tipo de juego de sus rivales. Apartó a Messi de la banda y le situó de falso delantero centro, lo que se convirtió en un acierto monumental que derivó en la eclosión goleadora del argentino. Para superar la presión de los rivales sin perder la posesión, adelantó a Alves al centro del campo y situó a Busquets como falso central, lo que le permitió tener todavía mejor salida del balón. Las llegadas de Cesc y Alexis van encaminadas en este sentido. Disponer de más variantes para plantear los partidos.

La línea más importante del equipo para Guardiola es el centro del campo. Hasta ahora, Xavi e Iniesta habían llevado todo el peso del equipo y no contaban con sustitutos de características similares. El ascenso de Thiago al primer equipo y el fichaje de Fàbregas lo cambian todo y las variantes para el once se multiplican. El hispanobrasileño debe restarle muchos minutos a las cansadas piernas de Xavi. Cesc debe hacer lo mismo con Iniesta, aunque también ofrece un amplio abanico de posibilidades en ataque, donde no le resultaría extraño jugar de falso delantero o incluso cerca de alguna de las bandas, como hace el de Fuentealbilla en algunas ocasiones.

Si Cesc debe luchar contra las reticencias de algunos por su millonario fichaje tras su polémica marcha del club hace ocho años, Alexis lo tendrá que hacer contra el nulo conocimiento que tiene la mayor parte de la masa social azulgrana de su juego. El Barça ha pagado 37 millones de euros por un jugador casi desconocido, pero en el que Guardiola alberga grandes expectativas. Su capacidad de desbordar rivales le hacen un jugador diferente, y su facilidad para pegarse a la banda y abrir el campo es muy apreciada por el técnico, que confía en poder integrar al chileno en su estilo de juego mejor de lo que lo hizo con Ibrahimovic. Fontàs, ya con ficha del primer equipo, es la última cara nueva de una plantilla que dispondrá de 21 jugadores y que tendrá en el filial de Eusebio a su principal fuente de refuerzos.