Estreno

Spielberg y la perfección

Dirección: S. Spielberg.Guión: S. Moffat, E. Wright y J. Cornish, según los cómics de Hergé. Intérpretes: J. Bell, A. Serkis, D. Craig, S. Pegg, N. Frost. USA-Nueva Zelanda, 2011 Duración: 109 minutos. Aventuras

La Razón
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En la primera secuencia de este glorioso Tintín, un pintor callejero le enseña al intrépido héroe de Hergé su caricatura recién hecha. El Tintín en tres dimensiones de Spielberg, versión volumétrica de un enigma conjugada en futuro, se mira en el espejo de su pasado, una reproducción canónica que parece firmada por la reencarnación perfecta del dibujante belga. Es un guiño a su genio, y una modélica síntesis de lo que quiere hacer Spielberg –y Peter Jackson, tintinófilo de pro– en su singular fusión de tres de las aventuras del joven reportero. El diálogo entre la nostalgia por la velocidad narrativa de los viejos seriales y la puesta en práctica de una tecnología, la «motion capture», que borra los límites físicos de la realidad profílmica, ocupa el corazón de una película que arrasa con todo, que no deja un segundo de respiro al espectador y que es una delicia de cabo a rabo, un elogio puro y frenético al poder de la imaginación.

Es difícil saber si Hergé habría aprobado la hiperbolización estética de su cómic de línea clara, pero probablemente habría comprobado que los vínculos que detectó entre Tintín y el Indiana Jones de «En busca del arca perdida» eran completamente ciertos. A Spielberg se le ha roto el freno de mano: emocionado con las prestaciones de su nuevo juguete digital, enlaza «set pieces» maravillosas –pienso en una persecución por las calles de Bagghar que multiplica hasta el infinito el virtuosismo del arranque de «Sed de mal»– con transiciones tan brillantes que harían empalidecer de envidia al mismísimo David Lean. Su generosidad de espíritu saca expresividad de una técnica que, hasta el momento, sólo James Cameron había exprimido sin quemarse los dedos. Visualmente abrumadora, la película puede parecer en algunos momentos un videojuego avasallador. Por fortuna, Spielberg, amante de los clásicos, sabe que para convencer a los fans europeos de Hergé tiene que cuidar con especial mimo el diseño de un personaje, el del capitán Haddock. Y vaya sí lo ha hecho: eso sí, con el apoyo de un Andy Serkis borracho de genio.

 

lo mejor:
la persecución por las calles de una ciudad árabe en la línea de «En busca del arca perdida»
lo peor:
que su enloquecida velocidad narrativa oscurezca algunos tramos de la historia