Roma

Clase turista por Carmen Gurruchaga

La Razón
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El decimoséptimo congreso del PP es, en realidad, el congreso de Andalucía y podría ser el anticipo del cambio en esa comunidad que, si se produce, cambiará la Historia de España. Por lo demás, «el más tranquilo que he visto en mi vida», según un veterano militante de la derecha. Está resultando tan aburrido que la nota de color la provocó la caída del techo de una cabina de radio sin consecuencias, afortunadamente; y la incógnita, el papel que tendrá González Pons, una vez que se ha descartado la figura del coordinador general. El presidente del partido y del Gobierno llegó a Sevilla en AVE, acompañado de su mujer, Elvira Rodríguez. No almorzaron formalmente en ningún restaurante y picotearon algo con Javier Arenas en la barra de un bar próximo a la estación de Santa Justa. Los miembros del PP han interiorizado la necesidad de ser austeros y casi todos viajaron en clase turista. Entre ellos, Mayor Oreja, que abrió por la tarde el turno de intervenciones. La revelación de la temporada fue otro vasco, el portavoz en el Congreso Alfonso Alonso, al que muchos no conocían y para los que ha resultado todo un descubrimiento muy positivo. Ojalá se cumpla una de las frases que pronunció ayer: «La derrota policial de ETA supone la derrota de sus pretensiones políticas». Por cierto, el ministro del Interior, encargado de asuntos terroristas, no estuvo presente porque se encontraba en Roma, asistiendo a un Consistorio de cardenales en el que hacían cardenal a Santos Abril, un español diplomático que ha estado en muchas embajadas vaticanas. Y la anécdota de la tarde, las carreras de muchos jerifaltes del PP que llegaban tarde al discurso de la secretaria general, María Dolores de Cospedal.