Historia

Historia

El poder de la red

La Razón
La RazónLa Razón

Dice el periodista Evgeny Morozov, autor de «El engaño en la red» que ni Twitter ni Facebook han hecho o harán caer dictaduras. Y probablemente tiene razón. Pero que pueden ayudar a levantar o a derribar casi cualquier cosa es poco menos que indudable para expertos y neófitos.
De hecho, la red está llena de maravillas y de trampas que entrelazan su mundo de autopista sin ningún pudor. Así, si uno quiere traducir con inmediatez una palabra del idioma mas extraño o encontrar información sobre el rincón más recóndito del mundo, podrá hacerlo sin demasiada pericia a golpe de click; pero es posible que en el camino también se encuentre con renglones repletos de mentiras de otros que ni siquiera saben que se encuentran presos en la red e incluso que se hallen a sí mismos, en las circunstancias menos deseadas, por obra y gracia de algún experto.
Eso le sucedió al joven Jack Weppler, cuya novia, tan despechada como habilidosa en el universo del internauta, decidió unir un sinfín de búsquedas insultantes al nombre del hombre que la había abandonado. En poco tiempo Jack Wempler pasó de ser un ciudadano anónimo a un «pieza» famoso al que se relacionaba con las búsquedas de malos tratos, pobreza, engaños y otras muchas lindezas.
Descubierta la venganza de la novia, se inició la marcha atrás. Pero como la memoria de Google es infinita y dura toda la eternidad, allí siguen las imágenes de este ex novio que, lo merezca o no, carece absolutamente de herramientas para combatir este ataque cuyas cicatrices permanecerán en la red, convertidas en imágenes, por los siglos de los siglos.